El norte cordobés sintetiza el encuentro de culturas. Sus caminos, insinuados por la huella del Inca, fueron forjados por el paso de las mulas que viajaban hacia el antiguo mercado del Potosí.
Estas huellas, por donde transitaron pueblos originarios, monjes jesuitas y conquistadores españoles, fueron bautizadas con sangre en las guerras de la independencia y en las luchas intestinas. Pero los caminos del norte son más que caminos.
Estas milenarias rutas guardan la historia de un país y atesoran en sus paisajes una identidad cultural que que se resiste a desaparecer.
El silencioso transcurrir del día es sólo una primera impresión. Unas horas bastan para descubrir que por estos pagos nada calla. En San Francisco del Chañar, un dintel antiguo anuncia la existencia de una posta que está de pie desde 1771.
A unos kilómetros, en Chañar Viejo, un busto señala el lugar donde fue asesinado el caudillo entrerriano Pancho Ramírez. Bastante más al sur, por Barranca Yaco, nueve cruces recuerdan a Facundo Quiroga y a las pocas leguas, un algarrobo se confiesa testigo del paso de San Martín.
El viejo Camino Real al Norte, es un recorrido inevitable por la historia. Pero no es el único. Volviendo hacia la Ruta 9, a la altura de Santa Elena, un desvío nos propone ingresar al Cerro Colorado.
Este paraje de gran belleza natural inspiró las pinturas rupestres de los pueblos originarios y la prosa de un Atahualpa Yupanqui que todavía recita en el canto del viento.
Tierra de poetas, cantores y musiqueros, el norte cordobés abreva en su música la sabiduría de sus ancestros. Sus mitos y leyendas renacen en las voces de los artistas que encuentran de sus ancestros.
Sus mitos y leyendas renacen en las voces de los artistas que encuentran escenario en las fiestas patronales y los festivales populares característicos de la zona.
La técnica, la historia y la cultura, también se mezclan en los telares que rememoran el oficio de la que fue la próspera zona textil allá por 1700, antes de la supremacía del puerto de Buenos Aires.
Desde Jesús María hasta Totoral, desde Tulumba hasta Villa María de Río Seco, la América india, colonial e independentistas grita canciones, vive en la poesía y revive en los paisajes, las comidas y los rituales de una gran región que vale la pena visitar.
Lugares destacados del norte cordobés
Estancia de Caroya | Sitio histórico declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Un recorrido por la actividad de los jesuitas, la guerra de la independencia y la llegada de la inmigración friulana. En uno de sus salones exhibe un sable que se fabricó para el caudillo José G. Artigas. Más información y mapa de acceso AQUÍ.
Cerro Colorado | Reserva natural, cultural y museo antropológico. Aleros con más de 3 mil quinientas pinturas rupestres realizadas por los pueblos originarios. También pueden visitarse la Casa Museo de Atahualpa Yupanqui. Más información y mapa de acceso AQUÍ
Museo Fernando Fader | Casa museo construida en 1918 por el célebre pintor. Allí puede apreciarse la obra de uno de los artistas fundamentales de la pintura argentina del siglo XX. El inmueble conserva el atelier donde Fader pintó inspirado en el paisaje de la región. AQUÍ más información y cómo acceder.
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