María Esther Triviño pone en palabras el laborioso y apasionante detrás de escena de un espectáculo: la formación integral de un bailarín.
Toda una vida junto a la danza. Hay vínculos que se generan a temprana edad, como sucede con la vocación y la pasión, y cultivan en la persona condimentos tales como la alegría, momentos de gratificación, de esfuerzo aunque también de encuentros y desencuentros. María Esther Triviño dibuja uno de estos casos: 29 años como bailarina en el Ballet Oficial de la Provincia y, ahora, como directora del Seminario de danza.
Para su entrevista, nos espera en el edificio del seminario, en un mundo de pliés , battements tendus, battements dégagés, ronds de jambe à terre, entre varios ejercicios y música. Como parte del decorado, las niñas en delicados tutús blancos se dejan ver a través de los vidrios de las puertas de su sala mientras que el grupo de adolescentes musicalizan el ambiente con sus golpes a ritmo de la coreografía de Audioperceptiva.
— Cultura.Cba: ¿Cómo es el trayecto de la danza?
— María Esther Triviño: Consta de 8 años de estudio de estudio. Los alumnos ingresan a primer año entre 8 a 9 años de edad, a 11 las nenas y de 9 años a 12 los varoncitos. Eso es para primer año. A partir del segundo, pueden ingresar los alumnos en calidad de libres mediante un examen de técnica clásica.
— C.C.: ¿Cómo es el proceso de admisión de los chicos?
— M.E.T.: Vamos a tomar dos instancias. Para el ingreso a primer año, se evalúan solamente las condiciones físicas/naturales del aspirante. ¿Qué quiero decir con esto? Por ejemplo, hay una serie de condiciones que son necesarias para el desarrollo de la técnica clásica, que es una disciplina muy exigente y que necesita de ciertos requerimientos que son muy específicos.
Los iniciados
Formar parte del Seminario requiere aprobar un espacio de observación y audición de los jóvenes bailarines. Los maestros determinarán no solo si el perfil del alumno concuerda con lo esperado, sino, en caso de contar con un “sí” del jurado, ubicarlo en el año de acuerdo a su nivel técnico.
“En un examen de ingreso de primer año se tiene en cuenta las proporciones físicas del aspirante, la posibilidad de rotación hacia afuera de sus piernas, la elongación, la flexibilidad, la flexibilidad de espalda, la capacidad de amplitud de rango de posiciones altas entendiéndose como levantar la pierna adelante, al costado y atrás. El pie del aspirante; es imprescindible un pie adecuado porque sino todo esto puede conllevar a lesiones si no están dadas las condiciones naturales. La capacidad de salto, la coordinación y la capacidad del oído musical (mover su cuerpo al compás de la música)”, explica Triviño.
Los chicos pueden empezar a audicionar a partir de los 8 años mientras que el segundo año convoca a los adolecentes que integran el grupo de 12-18 años las mujeres y 12-21 los varones. En este caso, la instancia de evaluación implica realizar una clase de danza clásica. La segunda selección para primer año será entre febrero y marzo, el mismo periodo del ingreso de segundo a octavo año. El seminario representa la excelencia y reviste de prestigio para cualquier amante de la danza. Sin embargo, parece importante recordar las palabras de la misma Triviño al mencionar que existen otros espacios y numerosas formas de expresión en relación al baile. “Perseguir lo que a uno le apasiona”, desliza con un tono suave.
— C.C : ¿Cómo es la vida de un bailarín?
— M.E T: Bueno, es toda una carrera que hay que dedicarle mucho tiempo de estudio, mucho tiempo de perfeccionamiento, cansancio. El bailarín tiene que tener ciertas características que se van desarrollando y uno las va viendo en los alumnos, además de la parte física. Tiene que ver con características psicológicas, mentales, emocionales. Porque hay que tener capacidad de gestionar las frustraciones, la capacidad de poder exponerse ante un público, ante la crítica y ante un “no” que te puedan decir en un momento. También capacidad de superación, creo que el bailarín tiene que ser ambicioso, querer superarse y querer más. Y la capacidad artística, porque no es una gimnasia, somos artistas los bailarines. Con el cuerpo tenemos que transmitir sentimientos al espectador.
[blockquote author=””]Triviño se encuentra al frente del seminario desde el 2013 y su presencia significa un giro para el espacio de formación: se agregaron cursos complementarios que colaboran, aun más, en la exploración estética como expresiva del bailarín, como el caso de la materia “Mimo”.[/blockquote]
— C.C.: ¿Qué pasa cuando los alumnos egresan de acá?
— M.E.T.: Una vez que los alumnos egresan, tienen varias posibilidades. Hay egresados que se presentan al concurso del Ballet Oficial de la Provincia y forman parte de ese cuerpo de baile. De hecho, el 70 %, creo yo, del Ballet Oficial está conformado por egresados del Seminario. Hay muchos otros ballets en la Argentina: está el ballet del Colón, está el ballet de La Plata, Bahía Blanca, Tucumán, Salta, Misiones y algunos alumnos del seminario que se postulan. Este año entraron tres chicos al seminario del Colón. Tenemos una egresada en Salta. Otra alumna está en la compañía de Río de Janeiro, otra que está trabajando en Santiago de Chile en una compañía privada. Tengo varias alumnas que han recibido becas. Una de ellas está en New York. Y tenemos dos primerísimas bailarinas que salieron del seminario: una es Carolina Agüero, quien es solista del Ballet de Hamburgo y Wilma Giglio que es solista del Ballet Real de Dinamarca.
— C.C.: Deben sentir todo un orgullo que pueden concretar sus sueños y que ustedes fueron parte de ese proceso
M.E.T. Totalmente.
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