En el marco de la 4° edición de la Feria Provincial de Artesanías “Alcira López”, y dentro de las propuestas artísticas que los asistentes podrán disfrutar, se proyectará el documental “Alcira, ceramiquera de la vida”, un material audiovisual con dirección de Juan José Gorasurreta que registra la vida de Alcira en Mina Clavero. La entrada a la feria y a la proyección es libre y gratuita.
El viernes 11 a las 20, en el auditorio del Centro Cultural Córdoba (Av. Poeta Lugones 401), donde se desarrollará la Feria Provincial de Artesanías, se proyectará el documental “Alcira, ceramiquera de la vida”. Este es un material fílmico registrado entre los años 2007, 2008 y 2009 en Mina Clavero y Villa Carlos Paz, con la dirección de Juan José Gorasurreta.
En el pequeño valle de Mina Clavero, provincia de Córdoba, enclavado en las montañas de una de las provincias más hermosas de la Argentina, Alcira López de López realiza una obra formidable utilizando las técnicas aprendidas de sus antepasados indígenas. Ese trabajo quedó reflejado en un documental filmado en 1965 por Raymundo Gleyzer en una investigación de Ana Montes, dando origen al llamado cine etnográfico nacional. El filme en cuestión es “Ceramiqueros de Traslasierra”, de 20 minutos de duración, y pudo ser visto por Alcira López recién en el 2003 en la Sala Luis de Tejeda del Teatro del Libertador. En la proyección, filmada en esa comunidad de alfareros, se puede apreciar como Alcira va realizando ollas, jarros, animalitos, mientras relata las dificultades de su vida que se reflejan en los pequeños incidentes diarios. Alcira es una mujer muy sencilla y, a través de ella, se ve la vida en el campo argentino, las costumbres típicas, las comidas, las casas. La música es original, tomada de las fuentes del folklore indígena. El reportaje es muy sabroso y las respuestas de Alcira muestran un panorama ingenuo y verdadero de los campesinos argentinos.
Un documental que se nutre de otro
Aquella Alcira, de 1965, filmada por Raymundo Gleyzer, tendrá su espejo en esta “Alcira, ceramiquera de la vida”, en el registro de lo cotidiano y lo diario que le toca vivir. La vieja casa, ahora remodelada, de Puente del Cura, un paraje ubicado al noroeste de Mina Clavero, donde habita el hijo de Alcira, Atilio López, su esposa y sus cuatro hijos, conserva ciertos espacios en donde se filmó el cortometraje de Raymundo Gleyzer en 1965. Rodeada de una naturaleza generosa, a la orilla de un pequeño riachuelo que baja de las sierras, la casa deja exhumar recuerdos de aquellos días en que Alcira y su esposo Jesús Tomás López, debían luchar para criar a sus hijos y vender la cerámica a la orilla del camino pedregoso que comunicaba la ciudad de Córdoba con la región de Traslasierra. En ese lugar, Atilio López levantó un Cristo, enclavado en un cerro cercano a unos 300 metros de la casa donde vive, un oasis verde visto desde la cumbre donde está el Cristo, lugar donde tiene previsto levantar una pequeña capilla. Los 4 hijos de Atilio, se dedican a la alfarería y toda su familia goza de un importante prestigio no solamente regional sino nacional, a través de la participación en muestras, festivales, etc.
Estructurado como relato cotidiano de la vida de Alcira el documental “Alcira, ceramiquera de la vida” encontrará a la protagonista en sus quehaceres habituales. Detalles de sus manos y su rostro ajetreado por el paso del tiempo y el trabajo, dominarán la geografía del filme, entendido como un retrato interior y exterior de la mujer, su cerámica, sus afectos y dolencias. El blanco, el negro y el color, jugarán a favor de Alcira que, llevando duramente su estatura física cada vez más pequeña, adolece de varias enfermedades que golpean su cuerpo, particularmente una artrosis mayor en una de las rodillas (la izquierda) que dificulta y mucho, su desplazamiento. Vive en su pequeña casita, levantada con el apoyo solidario de vecinos, amigos e hijos, compartiéndola con su hijastra, varios de sus bisnietos y la ayuda de dos hijas que viven en el lugar, en una pobreza casi absoluta, cobrando solamente una jubilación como ama de casa. Sigue trabajando con sus cerámicas lentamente, especialmente sus cabritas, íconos de su obra artesanal y que renueva con el paso del tiempo, modelándolas de acuerdo a sus necesidades interiores.
Las imágenes registradas en “Ceramiqueros de Traslasierra” en 1965 confrontarán permanentemente con su estado actual, tanto físico como espiritual. La naturaleza que la rodea y el ruido del entorno, marcarán las pautas del trabajo fílmico, una mezcla de documental y ficción en la vida un poco rutinaria y cansina de Alcira López. El momento del corte de una toma a otra, será determinado por ese sueño que queda trunco o abre la ventana para salir a ver la luz: el ritmo de la respiración, de acuerdo a sus emociones que transitan buenos y malos recuerdos, pautarán esos cortes de una toma a la otra.
Alcira, una mujer sencilla
Amiga del mate que ceba con pasión y detalladamente, Alcira amasa la harina como lo hace con la arcilla, cocinando tortas fritas sabrosas cuando, por las tardes, llegan los hijas/os, bisnietos/as, amigos/as para saludarla y estar un rato con ella. Gusta de la charla amena entre el recuerdo que atesora en su buena memoria y la realidad que la maltrata con su miseria. La cámara surcará su cuerpo en su andar y su accionar, entablando con su piel un diálogo que descubrirá la riqueza de su mundo interior. El corte directo o el lento fundido que corresponda a su pausa para contar un sentimiento, entablará con la cámara una mirada que objetive su pasión y ternura atemporal.
La risa franca, honesta, la permanente preocupación por las personas que quiere y la azarosa vocación por el trabajo artesanal que adora, hacen de Alcira una mujer muy noble, sincera y siempre dispuesta a tender una mano a quien la necesite. Rodeadas de viejas y nuevas piezas que modela con sus manos, desde jarrones, patitos, cabritas, tortugas, etc., vive intensamente su edad y su tiempo, con un sol que puede verse cuando sale y cuando entra.
Casi como registro medular de los sitios que transita en la actualidad y los que caminó en su juventud, demarcarán esa delicada poesía que tejen sus manos en la cerámica para crear animalitos y largos suspiros por un tiempo mejor, para ella y sus seres queridos. El detalle fotográfico en los primeros planos, desandarán el camino transitado con mucho sacrificio y trabajo alrededor de la cerámica, reconocida regional y nacionalmente: una geografía que modeló su cuerpo a la manera de un artesano.