Anoche, la Orquesta Académica del Teatro del Libertador brindó un sentido homenaje al Maestro Finlay Ferguson, quien desde el año 2005 estuvo a cargo de la formación permanente de los músicos.
El concierto en la Sala Mayor, fue dirigido por un emocionado Hadrian Avila Arzuza, quien desde que Finlay falleciera, está a cargo de la formación diaria de los jóvenes músicos.
La noche comenzó con la ejecución de Adagio para cuerdas, Op. 11, la obra más popular del compositor Samuel Barber y afín al oído de muchos de quienes estuvieron presentes ya que es una obra que ha sido usada como parte de bandas sonoras en infinidad de películas.
En ese momento de la noche, la interpretación suscitó en los espectadores los sentimientos más profundos y hasta comenzaron a brotar algunas lágrimas de quienes participaron de la velada. Luego, el programa continuó con el ingreso al escenario del Coro del Seminario de Canto quien acompañó a la orquesta interpretando Pavana en fa sostenido menor, op. 50, obra del compositor francés, Gabriel Fauré.
Ya llegando al final del concierto se pudo disfrutar de Cuadros de una exposición de Modest Mussorgsky. Esta obra fue inspirada por exposición póstuma de diez pinturas y escritos de su gran amigo, el artista y arquitecto Víktor Hartmann (1834-1873), quien solo tenía 39 años cuando murió. La exposición fue organizada por Vladímir Stásov (1824-1906), escritor, crítico musical y asesor cultural. A manera de homenaje, el compositor quiso «dibujar en música» algunos de los cuadros expuestos y dedicó la partitura a Stásov.
Finalmente los músicos pudieron rendirle un gran homenaje de la mejor manera haciendo vibrar sus instrumentos y sus voces para que su música llegue lejos y acompañe y abrace a cada uno de quienes conocieron al genial director Finlay Ferguson.
En las palabras de su entrañable amigo Hadrian Avila Arzuza… “Fue una noche inolvidable y altamente emotiva. La música interpretada trascendió tiempo y espacio. Los chicos demostraron mucho coraje, profesionalismo, pasión, amor por la música y por su maestro. Creo que Finlay estuvo siempre presente en cada ensayo y en el concierto con más fuerza. El poder de la música es infinito y anoche fue un ejemplo contundente de esto”.
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