Tributo al maestro

Anoche, y ante un Teatro Real que lucía colmado, realizamos el homenaje Don Luis Landriscina, el artesano de la palabra y el humor.

Mario Pereyra condujo el conversatorio del homenaje

Junto a Marcelo El Coto y humoristas amuchados, el tributo comenzó con una conversación entre el narrador oral, Luis Landriscina, y el conductor radial, Mario Pereyra.

Seguidamente, humoristas de distintos puntos del país actuaron en el homenaje al maestro del humor criollo.

Heredero de la tradición de los narradores criollos, Landriscina se convirtió en portavoz de las regiones culturales de nuestro país a partir de su establecimiento en Buenos Aires.

El humorismo fue el sello distintivo con el cual difundió costumbres, trazó perfiles y relató leyendas que son parte del patrimonio intangible.

La función fue el marco de las actividades organizadas rumbo al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (Cile), que se realizará del 27 al 30 de marzo de 2019 en Córdoba.

Lo recaudado en esta función fue a beneficio de la Fundación Yuyaicú que dirigie el Padre Mariano Oberlin. Esta asociación lleva adelante una importante obra de inclusión y contención social en la Parroquia Crucifixión del Señor en los barrios Müller y Maldonado.

El artesano del humor

Una multitud de humoristas acompañaron el homenaje

Alguna vez dijo que era un chaqueño nacido en Cosquín. El segundo nacimiento, el artístico, ocurrió en enero de 1964 en la cuarta edición del Festival de Nacional de Folklore en el valle de Punilla.

Cuentista y recitador, llegó a la Capital Nacional del Folklore como integrante de la delegación de su provincia, el Chaco. Traía consigo la fama de hacer humor con historias de la vida en el campo.

El primer nacimiento, en verdad, fue el 19 de diciembre de 1935, en Colonia Baranda, hijo de un matrimonio de inmigrantes italianos formado por Luigi Ladriscina y Filomena Cursi. La capacidad para hacer reír se manifestó tempranamente, en el aula de la escuela primaria. Su habilidad para sembrar historias y cosechar sonrisas continuó en el teatro vocacional de la parroquia de Villa Angela, el pueblo donde vivió su infancia.

Heredero de la tradición de los narradores criollos, Landriscina se convirtió en portavoz de las regiones culturales de nuestro país a partir de su establecimiento en Buenos Aires. El humorismo fue el sello distintivo con el cual difundió costumbres, trazó perfiles y relató leyendas que son parte del patrimonio intangible.

Luis recibió el afecto de sus pares y del público presente

El gracejo del habla popular

En numerosos registros grabados, el humorista rescató formulas de la medicina popular del campo, como en el cuento “Curandero original”, recreó antiguas practicas aborígenes, como la de apoyar la oreja en el suelo para advertir si alguien viene en camino, en el cuento “Radar humano”, describió los traspiés de un paisano que se acomoda al estilo de vida de la gran capital, Buenos Aires, a partir de su experiencia personal, en el relato “Período de adaptación”. También abordó como tema la cuestión del apodo, ese gesto vivaz del humor popular.

El cine expandió su fama en películas como “Mire que es lindo mi país” (1981), en la que participan, Atahualpa Yupanqui, Ariel Ramírez y su admirado Eduardo Falú. Desde los años ´70 y hasta el año 2002, participó en programas televisivos como “Mano a mano con el país”, “Landriscina con todo el País” y “Almacén de campo”.

El Teatro Real lucio colmado

El gringo que sabe de criollos

Aquel enero del ´64 en Cosquín, el narrador oral nació a las luces del folklore argentino tras obtener el premio en la categoría Recitador. Tenía 28 años de edad. En tanto que la delegación de su provincia ganó además el premio en la categoría Danza.

En esa edición del festival, la cantante Jovita Díaz, integrante de la delegación chaqueña, interpretó dos canciones escritas por Landriscina: Canción de cuna obrajera y Cosechero de algodón.

Pedro Berruti, miembro del jurado que vio nacer a don Luis Landriscina, declaraba al diario Los Principios (26  de enero de 1964) al concluir el festival de Cosquín: “Los nuevos valores que salen (del festival) harán que nuestro acervo nativo sea divulgado por los cuatro puntos cardinales… Son el mejor vínculo para unir a todos los argentinos”.

 

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