La mujer en la cultura: Noemí Lozada de Solla

Dedicamos estas líneas para evocar a esta gran hacedora del mundo de la cultura. 

mimiEn materia de museos en Córdoba, Noemí Lozada de Solla tienen un lugar relevante. Promueve la creación del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers -residencia que fue su casa materna-, y preside la comisión que logra incorporar el conjunto de las estancias jesuíticas de Córdoba a la lista de bienes que forman parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.

En este espacio evocamos ahora la acción decidida de esta mujer, visionaria, cuyo papel fue motivo de uno de los ensayos publicados en el libro Las Nuestras, mujeres que hicieron historia en Córdoba, ejemplar que venimos reseñando con motivo del Día Internacional de la Mujer.

 “Mimí”, como se la conoce cariñosamente, nace el 28 de febrero de 1921 y muere el 21 de enero de 2009 en Alta Gracia. Esta vecina de la ciudad del valle de Paravachasca tiene el raro privilegio de crecer en la Casa Principal de la que fue una de las estancias jesuíticas, que la Orden de la Compañía de Jesús construyó en el siglo XVII durante su establecimiento en tierras americanas.

Noemí Lozada de Solla toma una decisión trascendente. En cierta manera, se trata de un acto de desprendimiento, que resultará en beneficio de la construcción de la identidad colectiva del pueblo de Alta Gracia. La propietaria promueve la expropiación por parte del Estado nacional del inmueble jesuítico, que en 1941 fue declarado Monumento Histórico de Nacional en gran parte por iniciativa suya.

museo_estancia-01-670x372La residencia fue propiedad de las familias Lozada y García Vieyra hasta la expropiación, en el año 1968. Noemí alcanza el objetivo propuesto y, naturalmente, es designada como directora del nuevo museo. Pero aún le queda un trayecto importante por transitar: el de la restauración del sitio.

Entre 1971 y 1977, se pone al frente de los trabajos de restauro y alienta una investigación documental y arqueológica, que revelará aspectos desconocidos de la Casa Histórica; esa investigación sigue siendo un modelo de referencia para los estudios museológicos.

Aún le queda a Noemí Lozada de Solla una empresa más grande por llevar a cabo para consolidar la conservación y difusión del patrimonio histórico: se trata de la declaratoria del inmueble y la iglesia de Alta Gracia, y el conjunto de Estancias Jesuíticas y la Manzana de las Luces como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Ante el nuevo desafío, Noemí asume la presidencia de la Comisión del Proyecto El Camino de las Estancias. La comisión comienza a trabajar 1997 con la Guía Operativa de la Unesco, manual que fija el procedimiento para solicitar la inclusión de un bien en la Lista de Patrimonio de la Humanidad. En consecuencia, la provincia de Córdoba inicia el siglo XXI con la noticia de que sus estancias coloniales son parte del patrimonio cultural de la humanidad (noviembre de 2000).

“Cuando Noemí Lozada de Solla comenzó a poner en valor la Estancia Jesuítica de Alta Gracia, la importancia que tuvieron los Jesuitas para el desarrollo sociocultural de Hispanoamérica, no tenía la valoración social que hoy tiene. Por eso y en gratitud a su defensa de los valores espirituales que son el verdadero sustento de ese patrimonio, el Prepósito General de la Compañía de Jesús le otorgó en el año 1999 la Carta de Hermandad”, argumenta Alejandro Raúl Reyna.

Mimí”, como se la conocía cariñosamente, es reconocida con la más alta distinción que se otorga a mujeres en nuestro país, el Premio Alicia Moreau de Justo “A una actitud de vida”.

Mabel Pagano es la autora de la biografía El museo, mi casa – Noemí Lozada de Solla, la creadora. El prólogo, firmado por la autora Cristina Bajo, dice: “Con su temple, espíritu de lucha y una fe inquebrantable, llevó adelante, más que un proyecto, un sueño que cultivó durante toda la vida: transformar su casa, como justa retribución histórica a la comunidad de donde es originaria su familia, en un museo que hablara con las innumerables voces del pasado”.

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