Con motivo del Día Internacional de la Mujer, compartimos una reflexión sobre las artistas en el contexto nacional.
Reflejo de la sociedad
Por Dante Ascaino, Orquesta Provincial de Música Ciudadana
En el marco de las luchas feministas de principios del siglo XX, el 8 de marzo de 1914 se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
La propuesta de la alemana Clara Zetkin fue aprobada por unanimidad en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en el año 1910.
Entre los reclamos más urgentes de aquellas pioneras, estaban el derecho al voto, la no discriminación, la mejora de condiciones laborales y la igualdad de derechos.
En Argentina
Para entonces, en estos pagos el tango de la Guardia Vieja transitaba la etapa en que se definían sus principales características, su estilo.
Ya se destacaban las figuras de Vicente Greco, Roberto Firpo, Eduardo Arolas y Agustín Bardi. Francisco Canaro creaba por esos años el sexteto típico.
En Europa era indiscutible y creciente la popularidad del tango. Su baile insolente ya contaba con un prontuario oficial tras haber sido prohibido por el káiser alemán.
Como expresión cultural popular, el tango evolucionó y se transformó de muchas maneras hasta nuestros días, pero como tal, siempre fue reflejo de lo mejor y lo peor de nuestra cultura, de esa parte de la Argentina a la cual representaba.
El contexto
En los primeros años del género, escuchamos la voz de la amargura y el resentimiento de los excluidos, de los que no tenían aún una voz social.
En aquel submundo de inmigrantes, de marginados por la pobreza, de violencia y prostitución, de frustración y derrota, es donde se engendran y nacen los primeros tangos.
¿Sería justo descalificar hoy aquellas expresiones culturales por procaces o machistas desde paradigmas elaborados con un siglo o más de diferencia?
Creemos que no. Pero la pacata sociedad porteña de comienzos de siglo sí lo hizo, y excluyó de sus círculos -y particularmente de sus mujeres- cualquier partícula que pudiera tener el más leve olor a tango.
No fue el tango quién rechazó a la mujer, fueron las clases dominantes las que excluyeron y marginaron al tango.
Mujeres del tango
En aquel contexto tan adverso, la participación directa de la mujer en el género no abunda, pero destacan las figuras de Josefa Calatti, conocida y popular como Pepita Avellaneda.
La bandoneonista Francisca Paquita Bernardo, que en 1921 se convertía en la primera mujer directora de una orquesta de tango.
María Luisa Carnelli, poetisa que escribió las letras de “El Malevo”, “Cuando llora la milonga” y “Pa’l cambalache”, refugiada en algunos casos bajo el seudónimo de Mario Castro.
Rosita de Melo, quien a los 14 años de edad -en 1911- escribía el mítico vals “Desde el alma”.
Azucena Maizani, autora del tango “Pero yo sé”, una de las pocas miradas femeninas de aquel mundo poblado de bacanes, malevos y cafishios.
Ada Falcón fue la voz más destacada del tango entre los años 20 y 30.
Más cercanas nos resultarán las voces de Tita Merello, Nelly Omar, Eladia Blázquez y Susana Rinaldi.
Los años ´40
La realidad de aquellos parias comenzaba a cambiar profundamente.
El tango -sus poetas y cantores- nos hablan ahora de la mujer en la madre idealizada, sufrida, pura y santa.
Observa con mirada piadosa a la francesita o en la piba de barrio que, víctima de su inocencia, terminó en el burdel o en el cabaret (“te acordás Milonguita, vos eras la pebeta más linda ‘e Chiclana…”). Y, por supuesto, le canta a la mujer en tanto sujeto romántico y se vuelve canción de amor.
Sujeto este muchas veces incomprendido (“decí por dios que me has dao, que estoy tan cambiao, no sé más quién soy”), otras veces perdido o ausente (“la guitarra en el ropero todavía está colgada, nadie en ella canta nada ni hace sus cuerdas vibrar. Y la lámpara del cuarto también tu ausencia ha sentido porque su luz no ha querido mi noche triste alumbrar”) o lisa y llanamente ladino y traicionero (si yo tuviera el corazón, el mismo que perdí, si olvidara a la que ayer lo destrozó y pudiera amarte, me abrazaría a tu ilusión, para llorar tu amor”).
En cualquier caso, siempre desde una profundidad y belleza poética a la que muy pocos géneros populares pueden arrimarse.
Espejo de una cultura
El repertorio de esta noche (diciembre, 2020) es un paneo inevitablemente parcial, pero que pretende ser representativo de esa mirada de la mujer, que como ya hemos dicho, está atravesada en su mayoría por el sentir masculino de diferentes épocas y realidades.
Lejos de considerar que esa particularidad invalide o disminuya su valor, por el contrario, no sitúa frente a un espejo.
Y es que tal vez solo partiendo de una mirada lúcida y crítica de nosotros mismos, podamos verdaderamente aspirar a los cambios culturales que hoy reclamamos por impostergables. El tango, además de su belleza, nos ofrece esa posibilidad.
Creemos que esta fecha no admite festejos ni ramos de flores. Nos invita si, a conmemorar la lucha de tantas mujeres, en especial mujeres obreras y trabajadoras, por la igualdad de derechos. Pero si se nos permite, hoy queremos celebrar la existencia y la multiplicación de estas luchadoras quijotescas, la realización de algunos de sus ideales, y el compromiso inclaudicable de quienes heredamos las banderas de esa lucha.
(Foto Mery Murúa, intérprete de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana)