En Soler y Gallo, entre los barrios de Almagro y El Abasto, Aníbal Troilo nació a la vida.
Era un niño cuando jugaba a tocar el fueye, apoyando una almohada sobre sus piernas. Huérfano de padre, luego de perder una hermana, su madre le compró un bandoneón.
A los 11 años de edad, el niño tocó en público en un bar cerca del Mercado de Abasto. Al tiempo, integró una orquesta de señoritas y, a los 14 años, encabezó su propio quinteto.
En 1937, debutó la orquesta de Aníbal Troilo, en el popular cabaret Marabú. El bandoneonista y director tenía 23 años de edad.
Figura cardinal en la historia de la música argentina, Troilo vio la luz el 11 de julio de 1914. Murió el 18 de mayo de 1975.
El próximo jueves 30, a las 20, la Orquesta Provincial de Música Ciudadana ofrece 𝐏𝐢𝐜𝐡𝐮𝐜𝐨 𝐢𝐧𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥. 𝐇𝐨𝐦𝐞𝐧𝐚𝐣𝐞 𝐚 𝐀𝐧í𝐛𝐚𝐥 𝐓𝐫𝐨𝐢𝐥𝐨, con las interpretaciones de Mery Murúa y Gustavo Visentín, coreografías de Silvia y Walter y dirección del maestro Damián Torres.
Ubicaciones: platea, 3.000; cazuela, 2.500; tertulia, 2.000; paraíso, 1.500 pesos, por Autoentrada y en boletería (martes a sábados de 9 a 20, domingos de función de 17 a 20, tel. 414-3412). Con Cordobesa en tres pagos.