El llamado Camino Real trasciende la senda que cimentó el pasado de nuestra historia y se convierte en una región de singular atractivo turístico y cultural.
Tres importantes festivales invitan programar una visita por algunos de los poblados históricos del norte cordobés.
El antiguo Camino Real al Alto Perú tiene más de 400 años. Durante mucho tiempo, la vía abierta en el noroeste de la Provincia sirvió para el traslado de una cuantiosa hacienda de ganado mular, indispensable en la explotación minera en Potosí, Bolivia.
Postas para el descanso y el abastecimiento de los viajeros, capillas, caseríos y estancias se levantaban a lo largo del camino, en lugares como la posta de San Pedro Viejo, la Villa de Tulumba, la posta de Sinsacate, y las estancias de Jesús María y Colonia Caroya, por nombrar algunos sitios. Jesuitas y religiosos de otras órdenes, músicos, comerciantes y aventureros seguramente anduvieron esos lugares que hoy constituyen un legado de nuestro pasado. Algunas crónicas de viajeros son para estos días verdaderas novelas de aventura, como por ejemplo, El lazarillo de ciegos caminantes, de Concolorcorvo.
A principios del siglo XIX, en el período de las luchas por la Independencia Argentina, el Camino de la Historia, como también se los conoce, fue escenario del paso de los ejércitos libertarios de Manuel Belgrano y José de San Martín.
Más adelante, durante las Guerras Civiles, la sangre derramada entre hermanos marcó en aquel camino el destino trágico de los caudillos Facundo Quiroga, fusilado en Barranca Yaco, y Francisco Ramírez, asesinado en San Francisco Viejo.
Cultura con color local
A la luz de los acontecimientos, el Norte cordobés es un capítulo de historia escrito a cielo abierto. Es, además, una región de grandes festivales populares. Hace unos días atrás, la Agencia Córdoba Cultura presentó en el Paseo del Buen Pastor tres festivales característicos de aquella región.
Para empezar, del 20 al 22 de enero se lleva cabo la Semana de la Tradición del Norte Cordobés en la ciudad de Deán Funes. Dicen que este es el más antiguo de los festivales del Norte de Córdoba, de ahí que se lo conoce como el Padre de los Festivales. La historia dice que esta fiesta nació un día de enero de 1956. Reúne gastronomía, destrezas gauchas, artesanía y música folklórica. Entre los atractivos, hay un desfile de carrozas y carruajes, exposiciones de pinturas, esculturas, artesanías, además, productos regionales para delicia del paladar del viajero. La semana de la tradición tiene lugar en el Anfiteatro Municipal Fuhad Cordi.
Por su lado, las localidades de Quilino y Villa Quilino están hermanadas por la Festival Provincial del Cabrito y las Artesanías, que este año se realiza del 26 al 30 del corriente. Los platos tradicionales con carne de cabrito quizá sean el atractivo principal para muchos paseantes. Sin embargo, el festival ofrece, además, exposición de artesanías tradicionales, hechas en paja de trigo y pluma teñida, y música folklórica. Estos pueblos conservan las huellas, los aromas y los colores de los pueblos nativos, los Quilinones, como se conoce a los originales pobladores de estas tierras del norte cordobés.
Por último, la Semana de Tulumba este año se concreta del 21 de enero al 3 de febrero en esa bella localidad norteña. La semana incluye diversas actividades culturales, entre las cuales hay presentaciones de libros, como Crónicas de Córdoba del Tucumán, de Maximiliano Márquez Alurralde, una exposición de pinturas, música y comidas tradicionales. Como todos los años, esta festividad está dedicada a honrar la memoria del granadero tulumbano José Márquez, quien murió en el combate de San Lorenzo.
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