Referentes de la escuela nacionalista rusa y una pieza musical que trascendió la ópera para la cual fue escrita.
El domingo 29, a las 20, la orquesta estable abre el concierto con Capricho italiano, de Piotr Ilich Tchaicovsky, continúa con el célebre Intermezzo de la ópera Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni, y cierra el programa con la suite sinfónica para orquesta Scheherazade, de Nikolai Rimski-Korsakov. La dirección es del maestro Jongwhi Vakh (foto).
Aunque profundamente afectado por motivos personales, Tchaikovsky compuso un brillante Capricho italiano inspirado en canciones y bailes folclóricos que escuchó durante la fiesta de carnaval en Roma. De esta forma, dio rienda suelta a su genio creador, plasmado en una bellísima pieza orquestal también conocida popularmente como Capriccio italien (1880).
A su turno, Mascagni apoya todo el peso del drama de Cavalleria rusticana en la orquesta, que toca el Intermezzo con el telón levantado. El fragmento instrumental anticipa en alguna medida el desenlace que se avecina. Es domingo de Pascua y una calma pueblerina domina la escena.
Para cerrar el concierto, la orquesta ejecuta Scheherazade, la suite sinfónica sobre narraciones árabes de Las mil y una noches (1888); la coreografía para los Ballets Rusos estuvo a cargo de Mijail Fokine.
Rimski-Korsakov era un consumado compositor de ópera cuando el estreno de la suite. El violín parece traducir los relatos que la sultana de nombre Scheherazade le cuenta a su esposo.
Las localidades se consiguen por la web de Autoentrada y en boletería -Vélez Sarsfield 365-, de 9 a 20, excepto lunes 23 y miércoles 25. Platea, 800 pesos, cazuela, tertulia y paraíso, 500 pesos.