“El pulso vital asediado”, una muestra que refleja el daño a la naturaleza y sus consecuencias

El Paseo del Buen Pastor, renovó su fotogalería con una nueva muestra. Se trata de la serie de imágenes titulada “El pulso vital asediado”, que invitan a reflexionar sobre la huella que deja el accionar del hombre sobre nuestro propio hábitat y sus ecosistemas.

La exposición reúne la obra más reciente de la fotógrafa Laura Martini, donde propone un recorrido visual que invita a repensar algunas realidades evidentes que atraviesa a todo el planeta. Podrá visitarse hasta el lunes 30 de septiembre, con entrada libre y gratuita

Al respecto Laura destaca: “en este obrar encuentro ese latido alterado que la naturaleza está teniendo sistemáticamente desde hace muchos años. Este ecocidio que nos interpela a todos, estos eventos climáticos dejan otros escenarios que no volverán a su equilibrio anterior”.

Así es que la fotógrafa propone un acercamiento sigiloso y cercano para mirar, para advertir el daño, que, con ferocidad e inconsciencia a través de cada una de las acciones las personas generan sobre la naturaleza.
La muestra fotográfica exhibe un conjunto de obras en blanco y negro seleccionadas y curadas por Adolfo Sequeira, en donde la temática se ve atravesada principalmente por el accionar del hombre sobre la naturaleza y el daño que le causa al ambiente provocando el cambio climático.

Este trabajo fue desarrollado desde la ciudad de Córdoba hacia el interior, guiada por los tiempos de la naturaleza, ya que su lente se ancla en las inundaciones, tornados, incendios, sequías y lo que sucede luego que pasan estos acontecimientos.

Laura no sólo trabaja dicho concepto de forma directa y cruda, sino que además se vale de distintos soportes como nylon de silo bolsa y bidones de plástico para su fotografía, con los cuales reafirma su interés y preocupación por el porvenir de la vida en nuestro planeta. En su deseo de generar una concientización sobre la necesidad de un llamado al despertar colectivo, hace vívida la idea de “un territorio que va perdiendo su propio esqueleto sostenedor de aquel preciado equilibrio, dejando al descubierto el paso y permanencia de muerte y destrucción”. Y deja planteada la pregunta si estamos a tiempo de modificar conductas humanas destructivas hacia el planeta y tomar conciencia de ello.