“El Ballet Oficial es una compañía talentosa, con muchas ideas”

Entrevista con la maestra venezolana Laura Fiorucci, directora del Ballet Oficial de la Provincia de Córdoba. Los comienzos, su relación con Vicente Nebrada y su método de trabajo.

Hija de una madre cubana egresada del Conservatorio de Cuba y de un padre italiano, que era electricista y también pintaba, la maestra de ballet y coreógrafa nació en Maiquetía, una ciudad establecida en una terraza marítima frente al Mar Caribe, muy cerca de Caracas, capital de Venezuela.

Laura Fiorucci creció en una familia de artistas, siempre vinculada con círculos culturales. Ella alternaba sus estudios escolares con la actividad en una asociación cultural, donde se daban pintura, cerámica, pintura al frío, canto y ballet.

Con una sólida carrera profesional en Caracas, emigró de su país natal y fijó residencia en Argentina. En Buenos Aires, creó el Ballet de Inmigrantes. Frente a la compañía oficial de Córdoba está desarrollando un espacio para la experimentación con el lenguaje corporal.

 

– ¿Cómo ingresa usted a la danza?

– Generalmente, se empieza a bailar a los 8 o 9 años de edad. Yo empecé muy tarde, a los 12 años. No era una cosa muy profesional porque era una asociación de barrio. Allí vieron que yo tenía talento y el profesor de ballet, quien en realidad era profesor de danza folclórica, dijo ´llévenla para una escuela formal´. Entonces fui a la Escuela Gustavo Franklin, que tenía convenio con el Teatro Teresa Carreño, un equivalente al Teatro Colón de Buenos Aires. Entré al ballet estable del Carreño a mis 15 años, en 1984.

 

La compañía estable fue dirigida por el argentino Rodolfo Rodríguez. Después por el cubano estadounidense, Enrique Martínez, hasta que llegó Vicente Nebrada, en 1984.

“Estuve en el ballet del Teatro Teresa Carreño hasta 1990 -continúa-. Vicente vio que yo tenía talento para otras cosas además de bailar, y empezó a darme la oportunidad de ser maestra ensayadora, yo tendría 19 años. Después Vicente creó otro cargo, Repertorista, es decir, la encargada de reponer todo el repertorio, rol que también tuve a cargo”.

“Vicente es mi papá artístico -grafica Laura Fiorucci-. Le debo muchísimo porque era una persona que podía ver otras cosas en la gente, otros talentos. Una vez, yo le pedí a mi padre artístico que me dejara bailar y él me dijo que no, que necesitaba ir a donde yo estaba. Le repliqué ´yo quiero bailar´ y me repitió que no. Entonces, dejé la compañía. Tú sabes, cuando los niños le dicen a los padres ´tú me maltratas, yo me voy a lo de mi abuela´. Me fui de la casa a otra compañía. Vicente me volvió a llamar y regresé al Teresa Carreño en 1991, cuando él me nombró su asistente”.

– ¿Qué influencia tuvo Nebrada en su carrera?

– Vicente hablaba poco, pero conmigo sí hablaba. Me preguntaba qué me parecía tal coreografía y me hacía partícipe de sus montajes. Él trabajaba de esa manera. Él cuidaba todos los detalles, porque la danza no es suficiente para él, ni para mí tampoco. Necesitas tener buenas luces, buen decorado, o proyecciones. Es llenar los sentidos. Es el placer del movimiento, pero también el placer de lo visual que no es movimiento.

Vicente no se permitía bajar de calidad, ni a él ni a nosotros porque quería mostrar un buen producto. A mí me gusta revisar hasta el programa de mano para ver si está bien, las luces, el vestuario, si la bailarina se está sintiendo bien y así con todo. Y eso viene de Vicente. Uno es parte del todo, no es una cosa aislada. Pero también aprendí de Vicente que uno no puede hacer las cosas solo.  Tú tienes que tener personas que amen hacer el programa de mano y que sea el mejor, y así con los que hacen el dobladillo, ¡el trabajo va a ser magnífico! Eso lo aprendí de él.

– Apasionada profesional…                                                  

– Es que yo amo esto. No es parte de mi vida, es mi vida.

– ¿Cómo describiría su forma de trabajar?

– Yo vengo de dos áreas que me han influido muchísimo: una es de Vicente y esto de la excelencia, otra es que hace más de 13 años colaboro en un proyecto llamado Wikimedia (de donde viene Wikipedia). Los proyectos Wikis son proyectos voluntarios, proyectos colaborativos, que se llevan adelante por consenso. El modelo de “yo maestro y tú allá” está bien en Rusia y en otros lugares, pero los latinoamericanos tenemos problemas con los jefes, somos rebeldes (risas). Entonces, lo comunitario funciona bien cuando sentimos que todos estamos aportando en la medida de nuestras posibilidades y que el aporte se toma en cuenta.

 

Llegada al Teatro del Libertador

– ¿Cómo vivió su designación como directora del Ballet Oficial de la Provincia en esta situación de pandemia? ¿Qué impresiones tiene del cuerpo de danza?

– Fue muy atípico. Viajé a Córdoba, pero el avión no aterrizó y volvió a Buenos Aires por neblina. El lunes volví a Córdoba, me encontré con el maestro Hadrian Avila Arzuza -director del Teatro del Libertador San Martín- y justo el Gobierno de Córdoba dispuso cerrar el teatro por la pandemia. Vi a algunos miembros del ballet que se acercaron al teatro para conocerme. Tenía proyectos muy bonitos para todo el año, había hablado con la Fundación Nebrada por una obra. Tenía toda la programación armada y surgió esto. Medité qué hacer. Me contacté con una bailarina que conocía por Facebook y me dio el teléfono de la coordinadora. Me presenté y pedí me incorporen en el chat de los bailarines. Y ahí me presenté y ellos me pidieron una reunión para verme la cara (risas).

– Para saber a quién debían saludar…

– ¡Claro! Hicimos una reunión. Hablé con los maestros de la compañía. Empezamos con clases por Zoom. Empezamos con proyectos artísticos e inventé el Laboratorio coreográfico. Ellos se engancharon y empezaron a hacer cosas como la página no oficial, videos. Son generadores de ideas. Ellos hicieron un “Conocé a” sobre los miembros de la compañía. Estamos haciendo cosas aun en esta realidad. Es una compañía talentosa, con muchas ideas. La creatividad va fluyendo.

Los proyectos

“Tengo varios escenarios. Hay incertidumbre por los protocolos de seguridad. Somos un grupo y trabajamos muy juntos. Somos como los equipos de fútbol. Encerrados, llega el invierno, sin ventilación natural, se complica empezar. Si tuviéramos margen me gustaría presentar el Laboratorio coreográfico que estamos haciendo en línea”, proyecta la directora Laura Fiorucci.

“Quiero montar La Cenicienta, una obra de Vicente Nebrada -afirma-. Es un ballet muy lindo y siento que está bien para el momento histórico. Las personas han estado encerradas sufriendo de mucha ansiedad y mucha angustia. Creo que habría que llevar un cuento de amor con final feliz. Además, es una historia que sería para niños”.

“Me gustaría hacer la propuesta que hizo el teatro de una heroína, Juana Azurduy. Ya existe la música de la obra y me parece que está buena la idea, me gusta apoyar las historias de mujeres. No la haría yo, quisiera que una coreógrafa argentina haga la obra”.

La pasión del bailarín

– ¿Qué tiene que ser clave en un bailarín? 

– Es la pregunta más difícil del mundo. Un bailarín debe tener persistencia, no se puede bailar si no tienes persistencia, nada en la vida se puede hacer sin eso, sin pasión. Vamos a decir que necesita pasión. Pasión por lo que uno hace, ganas, amor por tu profesión. Si tú eres un apasionado de tu profesión, vas a tener suficientes ganas para persistir, suficientes fuerzas para no dejarte caer, ánimo para seguir”.