Atravesó con rigor técnico y expresividad la ópera, la zarzuela y estilos de la música popular argentina. La artista trae a la memoria apenas un puñado de recuerdos de una larga y reconocida trayectoria. El amor por su vocación, el canto y la actuación.
La interpretación es la piedra angular que funde la expresión y la técnica. Sentir la canción es transmitir un registro estudiado en soledad y en jornadas de ensayo. “Es el sentir del alma, es el sentir de cada uno. Yo interpreto cada obra dando lo que siento en mi corazón, trato de volcarlo todo”, afirma Carmela Ficarra, cantante lírica de destacada carrera que también se destacó en géneros populares.
Comenzó a estudiar canto con el maestro Herbert Diehl y completó su formación en el Conservatorio Wagner. Conoció a la célebre cantante y actriz alemana, Marlene Dietrich, admiró su manera de interpretar. El notable tenor cordobés Liborio Simonella fortaleció su manera de representar papeles en la ópera. La maestra cordobesa, Esmilda Balbo, consolidó la técnica.
Entre los directores que vienen a su memoria, están Hugo de la Vega, Mario Perini y Gustavo Maldino -actual director del Coro de Cámara de la Provincia-, maestros de jerarquía nacional dentro de la dirección coral.
Una voz en distintos escenarios
Según cuenta Carmela Ficarra, su participación en la ópera Aída, de Giuseppe Verdi, terminó por revelar la pasión por el canto lírico: “A partir de que me eligieron para cantar en la ópera, me di cuenta que eso era lo que me gustaba. Despertó en mí algo que no tenía porque no lo conocía, porque no lo sabía, fue una pasión. Cada ópera era vivir un momento mágico en mi vida”.
Fue en una cena con amigos donde se encontraba José Luis Serrano, la persona detrás de la popular y carismática “Doña Jovita”, que Carmela aceptó integrar una obra que Serrano estaba escribiendo. Se trataba de un relato de vida contextualizado años atrás, donde jóvenes soñadores viajan a Buenos Aires en busca de posibilidades. Ficarra asumió el papel de una joven promesa del canto y la actuación, hija de Doña Jovita.
Doña Jovita y Carmela cultivaron a un afectuoso vínculo en la ficción, que se prolongó en la vida real.
De aquellas temporadas teatrales en el Teatro Orfeo de Villa Carlos Paz, quedaron bellos recuerdos, menciones especiales y el premio a la revelación Actoral Femenina para Carmela Ficarra del verano de 1991.
Zarzuela y tango
Hace unos años, cantó como invitada especial en el espectáculo Romances de Zarzuela – La Dolorosa, invitada por la Compañía de Liliana Carreño, en el Teatro Real.
Artista de voz versátil, Carmela Ficarra también cultivó el tango. Cantó en los espectáculos Tangos pendientes, con Gustavo Visentín y Hermes el pianista Bálsamo, y recientemente formó parte del espectáculo La cantora nacional, homenaje de Silvia Lallana a Nelly Omar.
Tiempo atrás, integró el elenco de la Orquesta Provincial de Música Ciudadana en una gira internacional.
“Cuando me convocaron para viajar con la orquesta, que entonces dirigía el maestro Carlos Nieto, fuimos a Ucrania. Actuamos en varias ciudades, recorrimos Kiev, lviv, Odesa, conocimos el Mar Negro. A pedido del público, tuvimos que repetir el concierto en Kiev”, recuerda la intérprete.
Cantar en escenarios de otros países junto a la orquesta de tango de la Provincia fue una invitación a acrecentar el inventario de los mejores recuerdos.
“Nuestro asombro era que, pese a la distancia que estábamos de Argentina, allá conocían nuestro tango porque mientras nosotros cantábamos el público tarareaba las canciones. Que todo el mundo conociera nuestro tango de tal manera fue muy emocionante realmente”, finaliza Carmela con una voz conmovida por los recuerdos de un recorrido feliz.