El sábado 15 de junio, desde las 15.30 el Museo Evita – Palacio Ferreyra recibirá a otra jornada de estos encuentros de las bordadoras.
Sábado a las 15.30 hs., bar del Museo Evita-Palacio Ferreyra. Se percibe un silencio cómplice entre las bordadoras, una cierta atmósfera de acompañamiento mientras las manos realizan su rutina: tomar la aguja, seleccionar el hilo y traspasar la tela firme, siempre siguiendo un dibujo trazado, un diseño, un concepto. Hay concentración, aunque se escuchan murmullos de conversaciones y algunas risas.
Bordadoras conformadas por distintos trayectos, vidas, algunos recién iniciados en el arte de bordar, otras son bordadoras desde la primera hora. Muchas bordadoras y un bordador.
Jornadas abiertas de bordados
El tercer sábado de junio, es decir el 15 de junio, desde las 15.30 el Museo Evita – Palacio Ferreyra recibirá a otra jornada de estos encuentros de las bordadoras. Estas jornadas abiertas de bordado son un espacio de intercambio de saberes y de encuentro con el otro. Tienen lugar los terceros sábados de cada mes, hay que llevar material para bordar, no hace falta inscribirse y la entrada es libre y gratuita.
Un conversación bordada
— ¿Qué es lo mágico de bordar?
— Titi: Lo más lindo es la paz que te da. Bajas de revoluciones y disfrutas del momento, lo dedicas a esto. No podés hacer dos cosas, no podés bordar y hacer otra cosa. Tenés que dedicarte a bordar esa hora o dos horas, como acá que lo estamos haciendo. Lo dedicamos exclusivamente a bordar.
— Andrea: En mi caso, es sacarme el estrés del quehacer de toda la semana en la casa. Dejarme de preocupar de la familia, de los hijos. Estoy sola, asique los sábados son míos, nada más que míos. Me concentro en bordar, más que todo para olvidarme de los problemas porque todos tenemos problemas. Es eso, te saca el estrés, te tranquiliza. Aparte, compartimos con las bellas compañeras que tenemos. Somos muy unidas. Para mí es eso.
— Liliana: Para mí también es un espacio, como dice Titi, de disfrute, de compartir saberes, de intercambio humano muy cálido, muy lindo. Pero fundamentalmente es eso, utilizar hilos y agujas es una excusa para crear y que el vuelo creativo llegue a su máximo esplendor
— Entonces, más que bordar, significa una interacción, un vínculo entre ustedes
— Liliana: Absolutamente.
— Laura: La clave no es en sí el hacer, sino lo que se genera en este encuentro. Porque nosotras no solo compartimos saberes, porque algunas saben una cosa mientras que otras saben otra cuestión. Compartimos esos saberes entre nosotras. Sino que se establece una relación, un vínculo, una amistad, ya es una cosa que se hace familiar, cotidiano. Se genera ese tipo de relaciones que , yo creo, es lo más valioso de este grupo.
— Titi: Lo que hacemos no es solo bordar, es arte. Eso es lo que hemos aprendido en este espacio.
— ¿Cómo se inspiran para realizar sus trabajos?
— Titi: Entre todos colaboramos.
— Lorena: Es algo que uno tiene guardado.
— ¿Se van preguntando?
— Edith: Cada una investiga por su cuenta. O por lo menos en mi caso. A mí me gusta este espacio porque puedo desarrollar mi imaginación a parte de lo que compartimos entre todas. Desarrollar la imaginación e investigar cosas que a lo mejor, antes no la hubiera hecho nunca. Meterme a mirar figuras, investigar la historia del bordado, que lo he hecho. Un montón de cosas que quizás antes ni se me ocurría. Y, además de lo que dicen las chicas, de compartir nuestros saberes. Porque cada una sabe algo y va compartiendo eso con las demás.
— ¿Qué sintieron al ver su primera muestra puesta en una sala?
— Titi: Todavía no lo puedo definir ni creer que he sido yo la que lo hizo. Mi primer trabajo fue un almohadón y todavía no lo creo, porque nunca lo había hecho. Verlo terminado es una sensación tan distinta. Cuando comienza el año, se piensa el tema y cada uno lo va masticando al tema, va buscando. Y de un mismo tema, van a haber veinte dibujos, bordados, diseños totalmente distintos. Ninguno es igual, cada uno le pone su impronta, lo que le gusta. Vos plamás ahí lo que sos.
— ¿Cuál fue el momento que más recuerdo?
— Liliana: El primer viaje que hicimos fue a Santa Fe, a Rafela, nos invitaron. El año pasado y el ante año pasado fuimos a Buenos Aires a exponer, ¡no lo podíamos creer! Estábamos en Buenos Aires y ver nuestras, para nosotras, nuestras obras de arte. No lo podíamos creer, nuestros bordados expuestos como si fuesen obras de arte. Estar ahí, sacarnos fotos, que nos hagan entrevistas. Nos sentíamos famosas. Por eso les decía: hasta Brasil no paramos.
—Lidia: L a primera experiencia fue cuando viaje a Buenos Aires.Me llevé el bordado que hice que era el “Mito de la mujer”, yo veía lo que había dibujado y no podía creer. Y después, cuando llegué a acá a casa, ya me di cuenta con las compañeras, cuando nos juntamos…que es muy lindo ( la experiencia), una cosa muy linda.
— Liliana: Y lo que hemos logrado como grupo. Somos un grupo muy unido. Si no te sale algo, siempre están ellas. Somos una familia, directamente.
— ¿Cómo salen estos mitos?
— Titi: La muestra se llamó “Derribando mitos”
— Liliana dos: Yo soy la más nuevita del grupo. Yo no participé con ellas del viaje, sí la del año pasado la de los mitos entendidos como construcciones sociales. Construcciones que, a través de una serie de debates, salieron una serie de mitos y cada uno fue trabajándolo de manera personal. Se lo conceptualizó y se buscaron imágenes para simbolizar ese mito. En lo personal, yo trabajé “los hombres no lloran”. Entonces tuve que buscar imágenes que a mí me significaran algo para representar ese mito y derribarlo en el hecho de bordar. Y cada uno eligió un mito diferente y lo trabajó desde el bordado. Pero el paso es este: el concepto se simboliza y se borda.
—¿Y el concepto se determina a principio de año?
— Liliana dos: Yo llegué ya iniciada la consigna (…) este año, en el marco del Congreso de la Lengua, Guillermo, nuestro compañero, nos propuso una dinámica hermosa la semana pasada para trabajar la palabra. Fue un juego muy interesante, de escribir frases, seleccionar una palabra. A esa palabra ponerle un color, una forma, una textura. Y luego simbolizarlo a través de un dibujo que se transfiere a la tela y se borda.
— Así que…usted debaten el concepto que quieren trabajar
— Titi: Desde el primer año lo hacemos de esa manera. Se tira un tema, cada una trae algo. Se va debatiendo y se decide sobre lo que nos puede llegar a parecer más interesante para traspasarlo al bordado. Lo trabajamos los primeros meses, luego nos dedicamos a bordar. Es un proceso pasarlo a la tela, darle formato, la altura, el ancho, de qué manera. Lo que es libre es el tipo de puntada, color. Todo lo demás es libre, el formato es unificado.
— Liliana dos: El punto, digamos, está al servicio del concepto que estamos bordando. El que mejor nos sirva. Por eso cuando yo te decía intercambio de saberes, tiene que ver con eso, porque yo de pronto, había un montón de técnicas de bordado que no conocía y mis compañeras me ayudaron a conocer otras y viceversa. Por eso es muy interesante el intercambio en lo colectivo y humano, que no queda en el hecho de bordar. Esto no es un curso de bordado. Es un encuentro. Y el año pasado, los mitos se trabajaron con talleres, participamos junto a una psicóloga, debatimos una serie de temas referidos a los mitos entre hombre y mujeres. Y eso dispara ideas, inevitablemente. Enriquece, enriquece mucho.
— Laura: (…) Ahora vamos a estar realizando cuestiones creativas que vayan despertando y vayan proyectando lo que queremos hacer en la muestra de fin de año. Esa es la forma que tenemos de trabajar, dentro lo que es compartir, dentro de lo que es el intercambio de cosas. Siendo que esos procesos hagan que la obra se vaya definiendo.
— ¿Dónde se imaginan?
— Guillermo: El grupo está todo el tiempo pensando cosas y viendo cuál será el próximo paso (…)
— Laura: También buscamos que lo que se genere acá se pueda hacer en otros espacios. Y hacer quizás grupos de personas más heterogéneas, más abiertos. Una sociedad que se interese por esto, te sorprende eso, la variedad.
— Liliana: Por eso, la heterogeneidad del grupo hace que surjan las ideas. Entonces, desde el respeto se van construyendo cosas nuevas, se debate. Mariana es una más de nosotras y siempre pone en debate las cosas que haya que tomar una decisión y demás. Es muy respetuoso
— Laura: hay gente que se sumó que no sabía coser un botón y tenés una pionera en el bordado y en el bordado industrial de toda la vida. Tenés los dos extremos. Gente que nunca agarró una aguja y gente que bordó toda la vida. Y tenés gente que bordaba las cosas básicas, un hombrecito en un guardapolvo (…) Somos heterogéneos en todo: tenés amas de casa, artesanas, estudiantes, jubiladas, trabajadores del museo, a la directora del museo, chicas grandes y chicas jovencitas (risas).
Museo habitado: Ensamble Creativo y Bordadoras
Texto de la directora del Museo de Bellas Artes Evita, Mariana Del Val, en relación a los proyectos que la institución gestiona con el objetivo de abrir el Museo a sus públicos.
“Dentro de esta nueva propuesta curatorial, el Museo Evita también viene desarrollando actividades con una fuerte presencia de la comunidad como actores participantes dentro de las instituciones públicas. La formulación de un museo abierto, habitado, representa una nueva manera en que la institución se abre a los públicos desarrollando proyectos que vinculen a la comunidad de manera activa y participante con la institución. La idea de un Museo habitado, como propuesta de una nueva museología critica, pone el acento en el museo como espacio no solo de contemplación de la obra, sino también como espacio de intercambio y creación.
En ese contexto, y desde 2016, en el Museo funciona el Ensamble Creativo, un grupo de adultos mayores que conformaron un equipo asesor dentro del Museo Evita. La convocatoria para formar el grupo fue abierta y se inscribe dentro de las tareas de extensión del Museo. Desde sus inicios, el Ensamble Creativo participa semanalmente de reuniones en donde se proponen intervenciones y actividades dentro del Museo durante todo el año.
Por otro lado, todos los sábados se lleva a cabo el grupo Bordadoras. Desde 2016, bordadoras del Museo ocuparon los espacios del Museo Evita Palacio Ferreyra. La iniciativa que forma parte del proyecto Vaivén, refleja el arte como estado de encuentro y acude a una construcción que refleja esos preceptos y consignas. El arte no es solo el resultado de un proceso sino el proceso en sí mismo, la dinámica del encuentro.
Durante todos los encuentros, sábado a sábado, el grupo de mujeres en ronda fueron ocupando, como las antiguas habitantes de la casa, las diferentes habitaciones, hoy convertidas en salas abiertas al público. El acto de habitar nuevamente el espacio también borraba las fronteras culturales que separaron alguna vez a las mujeres de otros ámbitos. Durante el proceso, las mujeres ocuparon las habitaciones que alguna vez fueron concedidas solo a los hombres, habitaciones que solo eran vedadas para la servidumbre o habitaciones que únicamente habitaban los dueños de casa. También la forma construida desde la estructura sumó al sentido del proyecto: la resignificación de espacios y saberes, la construcción y deconstrucción de ideas acerca de las instituciones, el pulsar y el ritmo entre contracción y expansión hasta llegar a la obra y al encuentro, que en este caso son parte de una misma cosa.
La conjunción y afianciamiento del grupo, permitió también que el encuentro profundizara en temáticas en común, surgidas de esas tardes de encuentro y de diálogo. De esa intimidad compartida, las mujeres bordaron sobre la soledad, sobre el encuentro, sobre temáticas de género que atraviesan sus vidas de forma transversal. Esas obras fueron traducidas luego en muestras colectivas, exhibidas en el Museo Evita Palacio Ferreyra y la galería de arte de la Casa de Córdoba de Buenos Aires. De la primera muestra, “La Soledad y su contrapunto”, también se editó un catálogo que recopila experiencias y testimonios de todo el proceso. Un proceso entendido como obra y que subraya ese encuentro como una de las formas del arte.