El 6 de julio de 2024 se cumplen 451 años de la fundación de la ciudad de Córdoba. Prudencio Bustos Argañarás, Miembro de Número de la Junta Provincial de Historia de Córdoba, describe ese acontecimiento y las acciones que dieron origen a la ciudad capital de la provincia.
La fundación de Córdoba
*Todos los textos entre comillas se transcribieron textualmente del acta de fundación de la ciudad, que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Córdoba.
Nombrado gobernador del Tucumán por el virrey Toledo en 1571, don Jerónimo Luis de Cabrera viajó a Santiago del Estero, capital de la Gobernación, en donde juró su cargo ante el Cabildo y, en el otoño de 1573, partió al sur con poco más de un centenar de hombres, para fundar la ciudad de Córdoba. Llegados a un sitio “que en la lengua destos indios se llama Quiquisacate”, a orillas del río “que los naturales llaman de Suquía” y que él nombró de San Juan, levantaron un campamento, por ser “el sitio más conveniente que ha hallado para ello (…) e haber en el dicho asiento las cosas necesarias y bastantes e suficientes que han de tener las ciudades que en nombre de Su Majestad se fundan”.
El 6 de julio de 1573 tuvo lugar la ceremonia de la Fundación. Siguiendo fielmente el ritual que las leyes y las costumbres exigían, mandó clavar un árbol con tres gajos, sin ramas ni hojas, señalando el lugar en donde estaría la plaza. Era el rollo o picota, en el que se ejecutaría a los condenados a muerte. Luego echó mano a la espada y cortó ramas de un sauce, trasladándolas de un sitio a otro, en señal de posesión, mientras preguntaba en voz alta si había alguien que lo contradijera.
Luego de otorgarle todas las franquezas, mercedes y libertades de que gozaba la ciudad española de la que tomó el nombre y las de Lima y Cuzco, le señaló su escudo de armas, consistente en un castillo con siete banderas y al pie de él dos ríos “caudales”, que hizo dibujar en el acta, cuyo original se conserva en el Archivo Histórico Municipal. A continuación tomó una cruz de madera y la colocó frente a la plaza, señalando el lugar en que debería levantarse la iglesia mayor, que puso bajo la advocación de Nuestra Señora de la Peña de Francia, cuya fiesta ordenó celebrar cada año para el día de la Inmaculada Concepción, que es el 8 de diciembre. Tomando de la mano al padre Francisco Pérez de Herrera, cura y vicario de la nueva ciudad, le dio posesión del predio.
Procedió luego a nombrar y a tomar juramento a las autoridades del nuevo cabildo, que en lo sucesivo se renovarían anualmente, cada 1º de enero, por elección de los miembros salientes. Designó asimismo procurador y mayordomo de la ciudad, escribano del cabildo, alguacil mayor, oficiales de la Real Hacienda, pregonero y verdugo. Don Lorenzo Suárez de Figueroa, su hombre de confianza, fue nombrado teniente de gobernador. Patrono de la ciudad designó a San Jerónimo, el santo de su nombre, ordenando que cada año en su día –el 30 de setiembre– se celebrase misa, se pasease el real estandarte y se realizasen corridas de toros y juegos de cañas, costumbre que se mantuvo hasta la primera mitad del siglo XIX.
Pero el lugar mencionado no era el definitivo en los planes del gobernador. En un auto dictado el 5 de julio de 1573 anunciando la Fundación, dejó constancia de que el emplazamiento sería provisorio, “por no haber hallado otro más cómodo”, añadiendo que “podría ser que conviniese mudar a la dicha ciudad a otro sitio mejor”. Y explicaba que la mudanza se postergaría, “para que los indios de la comarca no sean vejados ni molestados e se estén en sus casas e asientos sin desparcir a causa del temor que podrían recibir de ver tanta gente española en sus pueblos, y para que mejor se les pueda requerir con la paz”.
El 28 de agosto de 1573 Cabrera había decidido ya cuál sería el asentamiento definitivo de la ciudad, “en la parte más sana e anchurosa e do se puede meter una acequia principal de agua”. Ese mismo día mandó confeccionar el primer plano de la planta urbana, lo que hoy llamamos casco chico, pero el traslado se realizó recién el 11 de julio de 1577, muerto ya el Fundador.