Este viernes 29, a las 20, la Orquesta Sinfónica de Córdoba interpreta 𝗠𝗼𝘇𝗮𝗿𝘁 𝘆 𝗕𝗿𝗮𝗵𝗺𝘀, en la Sala de las Américas de la Ciudad Universitaria.
El concierto comienza con preludio al tercer acto de la ópera 𝗟𝗼𝗵𝗲𝗻𝗴𝗿𝗶𝗻, de Richard Wagner, luego la 𝗦𝗶𝗻𝗳𝗼𝗻𝗶́𝗮 𝗰𝗼𝗻𝗰𝗲𝗿𝘁𝗮𝗻𝘁𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗼𝗯𝗼𝗲, 𝗰𝗹𝗮𝗿𝗶𝗻𝗲𝘁𝗲, 𝗰𝗼𝗿𝗻𝗼, 𝗳𝗮𝗴𝗼𝘁 𝘆 𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮, de Wolfgang A. Mozart, con los solistas Fabián Contreras, fagot, Dante Ottaviano, clarinete, Claudio La Rocca, corno, y Sebastián Vallejo, oboe, finalmente, la 𝗦𝗶𝗻𝗳𝗼𝗻𝗶́𝗮 𝗡º 𝟰, de Johannes Brahms.
Un destacado estudioso de la obra de Wolfgang Amadeus Mozart, el pianista e investigador Robert Levin, abona la posibilidad de que la Sinfonía concertante para clarinete, oboe, corno y fagot no haya sido compuesta por el genio del clasicismo.
La sinfonía concertante es un género que floreció en la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de una forma de escritura entre dos aguas, la sinfonía y el concierto, que se desarrolla sobre una atractiva variedad de ideas musicales.
Se sabe que Mozart escribió, en 1778, una Sinfonía concertante para oboe, clarinete, trompa, fagot, dedicada a un cuarteto de vientos de París.
La partitura original autografiada por el autor no se conserva. En el siglo XIX, aparece una copia de la “Sinfonía concertante en mi bemol mayor para oboe, clarinete, corno, fagot y orquesta”, que se atribuye a Mozart.
Mientras que la sinfonía es una obra para orquesta, generalmente dividida en cuatro movimientos, mientras que un concierto es una obra para uno o varios solistas y orquesta, generalmente dividida en tres movimientos, en la que el protagonismo del o los instrumentos solistas prevalece sobre el conjunto orquestal.
Elisabet von Stockhausen, pianista y compositora, le escribe a su amigo, Johannes Brahms, acerca de la controvertida Sinfonía N. 4 del compositor romántico: “Uno se regocija con toda la emoción de un explorador o científico al descubrir los secretos de su creación! Pero llega un punto en el que una cierta duda se arrastra… que sus bellezas no son accesibles para cualquier amante de la música normal”.
En efecto, dicha sinfonía planteó una suerte de polémica entre sus partidarios y detractores. Para unos Brahms estaba componiendo sin ideas (Hugo Wolf), para otros marcaba un hito en el desarrollo de la variación (Schoenberg). El cuarto movimiento, en particular, concentra uno de los nudos de las opiniones contrapuestas.
Con momentos de efusividad y momentos de quietud, los motivos melódicos fluyen constantemente a lo largo de la obra y despiertan el deseo de asombrarse y disfrutar. El propio Brahms dirigió su estreno, el 25 de octubre de 1885, en Viena.
El concierto será con entrada libre y gratuita y contará con la dirección del maestro invitado Emir Saul.