Premio Konex 2019, el flamante director artístico del coro habla de su notable actividad en la docencia y la dirección.
Licenciado en Artes Musicales con orientación en Dirección Coral -Universidad Nacional de las Artes-, profesor de Música con orientación Guitarra -Conservatorio de Morón-, estudios de posgrado en la maestría en Interpretación de Música Latinoamericana del Siglo XX -Universidad Nacional de Cuyo-, Camilo Santostefano mantiene en constante construcción un prolífico trayecto académico y profesional, intenso y ecléctico, visible en las numerosas agrupaciones que creó y dirigió.
La designación del maestro Camilo Santostefano como director titular del Coro Polifónico de Córdoba, inicia un nuevo capítulo en la vida del organismo. De importante gravitación en la interpretación de repertorio sinfónico-coral y de ópera, el elenco estable hizo su debut el 17 de agosto de 1950.
La formación
– Maestro, cuéntenos sobre sus inicios en la música coral.
– Estudio música desde los 9 años de edad. Cuando salí del secundario, me tocó elegir qué hacer con mi vida profesional y laboral y me decidí por la música. Comencé los estudios formales en el Conservatorio Alberto Ginastera, en Morón, provincia de Buenos Aires, donde comencé con guitarra y canto. Enseguida me contacté con los compañeros que cantaban en el Conservatorio dirigido por el maestro Roberto Saccente. Allí descubrí la maravilla coral y hacer música con otros, con la voz. Roberto Saccente (Buenos Aires, 1928) es un gran motivador, alguien que siempre contagia las ganas de acercarse a la música coral. Al poco tiempo, comencé a trabajar como asistente del Coral Femenino de San Justo; ésta fue mi primera actividad en la dirección coral. A la par, inicié estudios en el Conservatorio Juan José Castro en La Lucila, con Antonio Russo (1934-2021).
– ¿Cuáles maestros recuerda con mayor consideración en su trayecto formativo? ¿Qué le ofrecieron?
– Al maestro Antonio Russo que fue mi maestro en la dirección, con él aprendí infinidad de cosas, para empezar todos los aspectos técnicos, gestuales, cuestiones de trabajo, del ensayo y estilísticas. Tengo varios maestros que destacar como nombraba antes a Roberto Saccente, quien me aportó amor por la profesión, dedicación y una forma de trabajar en donde su don de gente está por delante de cualquier situación; realmente, un ejemplo. Mi maestro de guitarra, Eduardo Percossi, con quien pude aprender el instrumento y a través de él muchísimas cosas sobre la interpretación, que de alguna manera siempre pongo en juego en la música coral. A través de la guitarra pude conocer las formas, la interpretación, los estilos y periodos, y muchísimas cosas por las que realmente le estoy muy agradecido. Estudié Composición con el maestro Claudio Schulkin, a quien también le debo mucho del conocimiento que puedo llegar a tener sobre las cuestiones formales de la música y la vinculación entre el compositor y su obra.
La ópera
– En el plano de la lírica ¿Qué tipo de óperas le gusta dirigir?
– Me gusta el género lírico en general. La búsqueda en la ópera hasta aquí fue encontrar una oferta de cosas que resultaran interesantes, que aportaran al repertorio, que fueran novedosas, aunque no excluye mi interés por hacer clásicos también. La idea de estudiar Composición y Dirección Coral con Antonio Russo, quien fue un gran maestro y director de ópera también, fue apuntar a este género como hecho artístico. A tal punto que, en 2007, estrené “El Fin de Narciso”, una ópera que compuse como resultado de este interés y mis estudios en composición. La ópera fue premiada en Estados Unidos en un concurso de composición de óperas de cámara.
– Fundador de la Compañía Lírica Lado B ¿Cuál es el perfil estético de la compañía?
– En 2009, decidimos fundar Lírica Lado B junto a Alejandro Spies y Diego Rodríguez. En ese momento, había bastante actividad lírica en Buenos Aires. Era el momento del MasterPlan en el Teatro Colón que, de alguna manera, fomentó otras búsquedas y otros espacios en la región. En ese momento, se desarrollaron mucho Juventus Lírica y Buenos Aires Lírica, por ejemplo. En medio de esa efervescencia lírica, generamos un espacio para dedicarnos a algo, a lo que no se dedicaban el resto de las compañías, porque nos pareció que era la mejor estrategia para competir con instituciones que tenían otra trayectoria, respaldo y financiamiento, etcétera. La idea fue presentar obras que solo el público interesado solo pudiera verlas a través de nuestras presentaciones y que no tuviera competencia desde el repertorio. Por eso fundamos ese espacio. El objetivo era mostrar óperas que no fueran del ´mainstream´, del repertorio habitual de los teatros de óperas. Así fue que comenzamos con Georg Philipp Telemann e hicimos su obra “Don Quijote en las bodas de Comacho” (1761). Introdujimos, por primera vez, al célebre compositor español Vicente Martín y Soler, de la época de (Wolfgang Amadeus) Mozart, quienes trabajaron juntos. También, realizamos el “El sueño de Scipione” (1771), una obra de Mozart que no se había hecho en nuestro país, así como el estreno en Latinoamérica de “Curlew River”, de Benjamin Britten.
En 2006, después de varias experiencias musicales como director fundé MúsicaQuántica-Voces de Cámara con la intención que se constituyera mi firma musical. Mis intereses, necesidades de comunicación a través de la música. Este año cumple 16 años. Me permitió crecer y hacerme un nombre en la música coral en el país y, por qué no, en el mundo.
La docencia y la dirección
– ¿Qué podría contarnos sobre su actividad en la formación musical de la infancia?
– Con respecto a la formación musical de niños y jóvenes, la verdad es que nunca me había puesto a pensar sobre mi recorrido. Recopilo en mi cabeza, ¡y he hecho bastante! Desde ser docente de Nivel Inicial, Primario y Secundario, como haber creado y dirigido la Orquesta de Niños y Jóvenes, en la localidad de Lobos, provincia de Buenos Aires, en el programa de orquestas juveniles de la provincia de Buenos Aires. Trabajé como asesor y capacitador para el programa de Orquestas y Coros del Bicentenario, dando capacitaciones en distintos lugares del país. En el Colegio Nacional de Buenos Aires, dirigí nueve años el coro de alumnos. Muchísimos chicos que han participado hoy se dedican a la música. En algo les habremos motivado para que eso sucediera, me gusta pensarlo así. Creamos el Coro de Jóvenes, integrado por exalumnos, para que muchos de ellos pudieran continuar su actividad musical y coral en el colegio. También, fundé y dirigí la Orquesta Académica del Colegio Nacional de Buenos Aires. En 2019, nos mudamos con mi familia a Austria, ya que me designaron director del coro Gumpoldskirchner Spatzen, que es el otro coro de niños famoso de Austria a la par del Coro de Niños Cantores de Viena. Otra cosa importante es que me dediqué muchos años, y tengo ganas de volver a hacerlo, a la en
señanza de la dirección coral en el Conservatorio Astor Piazzolla de la ciudad de Buenos Aires y en la Escuela de Música Juan Pedro Esnaola. En ambos lugares, trabajé muchos años dando clases de dirección coral, me interesa seguir haciéndolo porque es estar en contacto con las siguientes generaciones que se dedican a lo mismo que nosotros.
– ¿Qué valor tiene el Premio Konex en su carrera profesional?
– Recibí la noticia de la designación al poquito tiempo de emigrar a Austria. La verdad es que fue una situación muy movilizadora, porque es una de las distinc
iones más importantes que tenemos en nuestro país, de mucho reconocimiento y que justo llegó en un momento que me había mudado al exterior, fue también, en algún punto, un gesto de la comunidad musical de valoración para con mi trabajo. Repasar la lista de los otros colegas que han recibido esta distinción, sobre todo en las ediciones anteriores, me llega de orgullo y responsabilidad. Muchos de ellos fueron mis maestros, muchos de ellos son popes de nuestra actividad. Y compartir el honor de ser distinguidos por la fundación junto a ellos, es un orgullo y una enorme responsabilidad. En lo particular, de alguna forma me motivó a empezar a pensar que mi tarea musical en nuestro país no estaba finalizada y que, en algún momento, debía retomarla. Lo haré desde la provincia de Córdoba y desde el Coro Polifónico del Teatro del Libertador.
Su objetivo en Córdoba
– ¿Qué impresión le dejó la actuación con el Coro Polifónico de Córdoba en la Iglesia Catedral?
– Respecto a mi impresión con el trabajo del Coro Polifónico de Córdoba y de la función que hicimos en la Catedral con la “Misa de Gloria”, de Puccini, mis apreciaciones son variadas: me encontré con un organismo con muy buen material vocal, muchas ganas y la necesidad de encontrar un rumbo, con muchas ganas de emprender una nueva etapa de su historia. Musicalmente, lo sentí un grupo dúctil en su capacidad discursiva.
– ¿Cuáles son los objetivos que aspira concretar en la dirección del coro?
– Para plantearme objetivos en mi gestión de trabajo, tomo como punto de partida los estándares de calidad artística en los que el coro se encuentra. Pretendo desarrollarlos, seguir haciéndolo crecer, generar un discurso musical propio. Por lo que pude ver, el coro también cuenta con un muy buen equipo de trabajo. Tanto su pianista acompañante -Andrea Mellia- como la subdirectora -Cecilia Croce-, los archivistas -Martín Márquez y Emanuel Dominici- y todo el staff del teatro, desde el director hasta el encargado de la recepción. Toda la mesa de autoridades de la Agencia Cultural Córdoba se mostró muy receptiva en la admisión del nuevo director del organismo y muy abiertos y entusiastas a los nuevos proyectos que están por venir. Todo presagia un buen futuro.