Con el impulso de Antonio Seguí

   

El artista cordobés fue el promotor de la creación del Centro de Arte Contemporáneo. 550 obras de su colección fueron donadas para este espacio cultural. La importancia de su relación con Córdoba y el cariño a los cordobeses fueron los ejes de una de las últimas entrevistas antes de su inesperada partida.

La familia urbana llora. No solo la familia creada por Antonio Seguí (1934-2022) para embellecer Córdoba, también la familia de la cultura de toda una provincia y un país sensible por una pérdida tan inesperada como dolorosa. El gran artista, que falleció a los 88 años en Buenos Aires, recorrió hace 20 días el Centro de Arte Contemporáneo Chateau para empezar a delinear una próxima muestra para fin de este año, había asistido al Kempes para ver los dos clásicos del fútbol cordobés (por su amado Belgrano) y para reconectar con la familia y recuperar energías.

En una de sus últimas entrevistas, para la Agencia Córdoba Cultura, Seguí recordó aquellos orígenes del CAC: “Durante los años de la dictadura no vine a Córdoba, pasaron muchos años. Cuando volví, me encontré con el viejo Caraffa, el Genaro Pérez… y sentía que había necesidad de otras cosas”. Seguí se encontró con el entonces gobernador Eduardo Angeloz, que había sido su compañero de colegio, le dio la idea y se enganchó. “Cuando me trajo acá, con los ojos cerrados dije: esto se está cayendo, hay que salvarlo. Además, sentía que Córdoba se venía para este lado de la ciudad, y que iba a tener mucha gente que lo visitara. Y estaba la posibilidad de hacer un lindo parque”.

Con su gracia habitual, dijo: “Hace 30 años, y no me equivoqué. Soy bobo pero no tanto”. El Chateau CAC fue inaugurado el 12 de noviembre de 1988, para el que Seguí donó 550 obras de su colección, entre propias y de otros artistas destacados. Hace varios meses que se evaluaba la posibilidad de que este querido espacio de Córdoba llevará el nombre de quien lo impulsó y que la muestra de noviembre, para el aniversario, fuera “Seguí en el Seguí”. Era un homenaje en vida a unos de los artistas fundamentales de la escena latinoamericana.

Ser cordobés

El humor no solo estuvo siempre presente a lo largo de su vida, sino también de su obra: “Siempre ha habido un cordón umbilical dirigido por el humor y sale de Córdoba. Es lo que se dice un humor adquirido, es parte de mi vida, de mis sentimientos, de la relación con el mundo y con la gente, con la sociedad”.

“Su obra, vista en conjunto, fue un gran retrato de la comedia humana, que sumó elementos de la caricatura y la historieta, las tiras cómicas, el humor (incluso el humor negro), una pizca de grotesco y una ironía que en ocasiones crece hasta el sarcasmo y otras veces se atenúa apenas en el comentario malicioso sobre la sociedad”, escribió el periodista Demian Orosz sobre el legado de Seguí.

Por ese contacto necesario con Córdoba, siempre amaba volver: “Acá cargo las pilas para volver (a París) y trabajar como se debe. Me gusta tomar sol acá, me hace bien el sol y me hace bien sentir a los cordobeses; sentirlos hablar, respirar… y si puedo ver dos partidos de fútbol como esta vez, me cambia la vida”.

“Uno es cordobés sin darse cuenta. Y lo noto cada vez que vengo, y me siento como si no me hubiera ido nunca. Tengo necesidad de venir, es una cosa física: a la energía la cargo acá y no en otro lado”. Energía para seguir trabajando, porque no tenía pensado jubilarse. Con su picardía habitual respondió Seguí sobre la posibilidad de un posible retiro: “Varias veces lo pensé y tomé la decisión de que voy a dejar de trabajar cuando sea grande”.

Siempre fue grande y si dejó de trabajar fue sin querer. En su carrera se destacan más de 5.000 obras, entre grabados, pinturas, ilustraciones, esculturas y objetos que engalanan los principales museos y centros culturales en todo el mundo.