Jeremías Sergiani Velázquez se crió en el barrio Marqués de Sobremonte, tomó sus primeras clases en el Método Suzuki, integró la Orquesta Académica Juvenil.
A los 3 años de edad, encontró su pasión por la música y el violín. Desde entonces, cultivó una profesión de excelencia que lo llevó a actuar en escenarios de Europa, Asia y Estados Unidos junto a distinguidas figuras como la violinista japonesa Midori Gotō. Actuó como concertista invitado en la Orquesta Sinfónica de Atlanta y en la Orquesta de Cámara de Orpheus, fue miembro de la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh y de la Sinfónica de Grant Park de Chicago.
Jeremías Sergiani Velázquez cursó su formación inicial en Córdoba, ahora vive en la cosmopolita ciudad estadounidense y es guía de los segundos violines en la orquesta de la Ópera Metropolitana de Nueva York, una de las casas de ópera más importantes del mundo.
– ¿Cómo fueron sus primeros años de formación?
– Jeremías Sergiani Velázquez: Empecé en el Método Suzuki de la Universidad Nacional de Córdoba con Alberto Corso.
– ¿Con quiénes perfeccionó sus estudios?
– Estudié con Fabricio Valvasori, desde los 3 a los 14 años. He sido muy afortunado de haber estudiado con un maestro tan paciente y apasionado por la música, quien nunca para de aprender y de mejorar gracias a su curiosidad incansable. Su eterna pasión por aprender ha sido, y sigue siendo, la principal influencia en mi carrera musical. Desde los 14 a 18 años, estudié con Fernando Hasaj, en Buenos Aires, con quien seguí creciendo en técnica y repertorio.
A los 18 años, me fui a estudiar con Miriam Fried en el New England Conservatory (Conservatorio de Nueva Inglaterra), en Boston. Ella me abrió la cabeza y mis oídos. Después realicé un posgrado en la Juilliard School, en Nueva York, con Sylvia Rosenberg y Ronald Copes, con quienes me seguí perfeccionando. Por último, estudié con Glenn Dicterow y Lisa Kim, en la Manhattan School of Music, quienes fueron importantes maestros y mentores para mí.
La Gran Manzana
Miriam Fried decidió en alguna manera su suerte: la destacada violinista y pedagoga propició que el joven estudiante cordobés estudiara con ella en el Conservatorio de Nueva Inglaterra -la escuela de música independiente más antigua de Estados Unidos-.
Jeremías Sergiani Velázquez se desenvuelve con solvencia en repertorios de la música Clásica, Contemporánea y el Tango; es miembro fundador del Cuarteto de Tango Pedro Giraudo, ganador del Premio Latin GRAMMY 2018.
– ¿Cuáles son sus proyectos en la actualidad?
– Actualmente, me desempeño como guía de segundos violines del Metropolitan Ópera en Nueva York. Casi no tengo tiempo para otras cosas, pero también toco bastante música de cámara en la ciudad y uno que otro recital o actuación solista. Mi sueño es tener un festival en Argentina, en donde convivan todo tipo de conciertos: música de cámara, clases magistrales, participantes del festival, música de cámara con los participantes y artistas invitados, etc. Aunque ya no vivo en Argentina, extraño a mi país y quiero contribuir a su desarrollo musical, no solo por mí cuenta también invitando a artistas internacionales.
– ¿Desea volver a actuar en su ciudad natal?
– ¡Me encantaría! La última vez que lo hice fue en el año 2012, cuando toqué el concierto de Tchaikovsky con la Orquesta Sinfónica de la UNC. La última vez que estuve en Argentina fue en 2019, con mi novia Katie Althen, quien es una increíble flautista, y dimos una serie de clases magistrales en Buenos Aires, donde también tocamos un recital y dimos clases magistrales en Córdoba a integrantes de la Orquesta Académica del Teatro del Libertador ¡La pasamos súper bien y espero que ellos la hayan pasado tan bien como nosotros!
– ¿Qué significa el Teatro del Libertador en su vida?
– El Teatro del Libertador San Martín fue siempre una constante en mi vida. Desde que empecé a los 3 años, siempre teníamos el concierto final del Método Suzuki allí, recuerdo tratando de encontrar siempre a mi papá y mi mamá desde el escenario mientras tocaba el Brilla Brilla con 20 otros chicos y chicas al mismo tiempo ¡Te imaginarás cómo sonaba! Más adelante, a los 9 años empecé a tocar en la Orquesta Infantil del Teatro dirigida por el maestro Carlos Giraudo y varios de nuestros conciertos eran allí. A lo largo de los años, siempre sentí respeto y cariño por el teatro, y también orgullo por la increíble orquesta que alberga. Me acuerdo, puntualmente, de haber ido a ver cuando era chico la Consagración de la Primavera, de Stravinsky, dirigida por el maestro Hadrian Avila Arzuza y sentir los pelos de punta ¡Cuánta magia! Me voló la cabeza las texturas sonoras que puede lograr una orquesta, nunca había experimentado algo semejante. También recuerdo cuando vino Martha Argerich a tocar, yo habré tenido 4 o 5 años. Mi mamá se empecinó en conseguir un autógrafo para mí, y no sé cómo logró convencer a alguien de que nos dejen ir al camarín, pero lo que recuerdo es que me firmó el programa y escribió mi nombre también.