Asegura la maestra de ballet y coreógrafa, Laura Fiorucci, directora artística del Ballet Oficial de Córdoba.
A través de dos generaciones de artistas en la danza, el Ballet Oficial de la Provincia entabla una conversación entre Vicente Nebrada, figura de relieve del ballet en América latina, y Laura Fiorucci, discípula del mismo Nebrada y directora de la compañía de danza del Teatro del Libertador San Martín.
La luna y los hijos que tenía, de Nebrada, y Temblor de estrellas, de Fiorucci, conforman el programa que subirá a escena los días jueves 9, viernes 10, sábado 11 y domingo 12, a las 20, en el Teatro del Libertador.
El resultado de las circunstancias históricas y las búsquedas estéticas personales se transmiten en ambas coreografías.
– ¿Cómo describe la nueva propuesta del Ballet Oficial?
– Laura Foirucci: Se trata de dos obras neoclásicas, con dos estilos diferentes. Una es La luna y los hijos que tenía, de Vicente Nebrada, del año 1975, que abordó temas y culturas latinoamericanas y el mestizaje que nos caracteriza. Y la otra obra es un estreno mío basado en un poema de Federico García Lorca con música española (Isaac Albéniz, Jesús Guridi, obras tradicionales y populares de Cataluña). Habla sobre los recuerdos de una mujer.
Son dos propuestas completamente diferentes, con dos estilos diferentes, porque, aunque yo vengo de la escuela de Nebrada, he tratado de desarrollar mi propio estilo de puesta y de concepto.
– ¿Qué elementos tuviste en cuenta?
– L.F.: Yo empecé a hacer secciones de esta obra hace algunos años en Venezuela, las cuales presenté de manera aislada. Ya en Córdoba, decidí unir todo y darle el concepto a la obra. Cuando haces secciones aisladas no muestras la idea, muestras una coreografía nada más. Como a mí me gusta mucho la música española en guitarra, fue como el hilo conductor unir lo español y un poema de Lorca que me encantó que se llama Canción otoñal. Decidí irme por allí y que las obras de otros artistas también me llevaran hacia lo que quería, para no tener una disparidad de criterios con lo que ellos mostraban.
La identidad cultural
– ¿Qué características ve en “La luna y los hijos que tenía” y por qué eligió esta obra?
– L.F.: La luna y los hijos que tenía fue la primera obra que Vicente Nebrada montó en Venezuela, después de su regreso como director. Vicente hizo su carrera en Venezuela como bailarín, luego en Francia con Roland Petit, en los Estados Unidos con el Joffrey Ballet y con el Harkness Ballet. Y en 1974, empezaron las negociaciones con Venezuela para dirigir una compañía allí, la cual se llamaba Ballet Internacional de Caracas. Él vino a montar la primera gran función de estreno de esa compañía que estaba integrada por estrellas, entre ellas, Sandra Rodríguez, quien fue primera bailarina del Hamburg Ballet.
Llevó al compositor a ese país, un hombre en ese momento muy joven, que se llama Michael Kamen. Vicente había encontrado unas historias sobre cultura, leyendas, costumbres de indígenas del Amazonas. Al compositor le encantó la idea y empezó a hacer una obra musical sobre temas del folklore venezolanos. Vicente hizo una obra con identidad latinoamericana, así lo llamaron los críticos, porque abordó el mestizaje. Esta cuestión de las leyendas indígenas mezcladas con la conquista, con nuestra influencia africana, que en el norte del sur es muy marcada -Colombia, Venezuela, Brasil-. Michael Kamen mezcló la influencia española con nuestro folklore que tiene mucha influencia española como el joropo, (danza tradicional de Venezuela y Colombia), que tiene influjo del flamenco y del zapateado español. Según los críticos, aunque no creo sea así, La luna y los hijos que tenía es la primera obra con identidad latinoamericana en ballet. Por estos motivos la traje acá, a Córdoba, porque estoy muy interesada en la identidad latinoamericana. Yo apoyo muchísimo la idea de la globalización del arte, pero sin perder nuestras raíces”.
– ¿Cuáles son sus expectativas a partir de esta nueva producción?
– L.F.: Yo quisiera que el ballet pueda llegar a todos. Y a todos me refiero a todo tipo de gustos. Córdoba es una provincia en donde hay muy muchas y muy buenas universidades. ¿Qué hace eso? Que venga mucha gente joven. Ellos tienen otro concepto, otra visión, quieren ver otras cosas, que también está bien porque por eso avanzamos. Mi idea con estas obras es poder llegar a esa gente joven que siente que, quizás, el ballet clásico es demasiado estructurado para ellos. El ballet clásico es importante porque hay que mantener la tradición. Sin embargo, este tipo de producciones nos ayudan a acercarnos a otros públicos y a enamorarlos de la danza, de la música.