Este martes 28 a las 19.30, se inauguran las instalaciones artísticas con las que se renueva el Centro Cultural Córdoba para retomar sus actividades. Luego de varios meses de funcionar como centro de testeo de COVID-19, este espacio cultural, ubicado al lado del Faro del Bicentenario, ya recuperó su actividad habitual respetando los protocolos de salud y prevención vigentes y puede visitarse de martes a domingos de 10 a 19.
Tal como en el 2019, el Centro Cultural Córdoba retomó su programación habitual y se prepara para albergar nuevas muestras, espectáculos para todo público, intervenciones y murales.
En esta oportunidad, las instalaciones vienen de la mano de dos artistas con interesantes trayectorias. Por un lado, Mariano Ferrante propone «Polifonía en cuatro colores n° 2», un “SiteSpecific” con una técnica de pintura y acrílico sobre el muro en una superficie de 240 m2 que se extiende en espacios interiores y exteriores del Centro Cultural Córdoba.
Por otro lado, la artista Leyla Tschopp realizó la pintura mural (que incluye pintura de las columnas e iluminación) «El espacio después». Esta instalación forma parte de una serie de obras que revisitan tradiciones pictóricas del siglo XX, especialmente aquellas que cuestionan el paradigma de la perspectiva lineal central, multiplicando los puntos de vista o introduciendo elementos de la abstracción. La superficie pictórica despliega la ilusión de planos escénicos que se abren hacia adentro y hacia afuera del muro, dando lugar a un intrincado laberinto de perspectivas cambiantes.
La obra de Ferrante toma como referencia sus Monocromos, pinturas acrílicas protagonistas de su última muestra en New York. En este caso, son construcciones rigurosas compuestas por líneas que forman una trama; la paleta es reducida: está compuesta solo por cuatro colores.
Los métodos y herramientas que utilizó son absolutamente manuales y analógicos, cultivando y valorizando el oficio. Sutiles alteraciones y aparentes errores, son, sin embargo, meditadas decisiones que dejan en evidencia el rastro humano, acentuando la sensibilidad presente en cada acto y la posibilidad de un cambio constante. Ferrante propone una nueva experiencia sobre el color, el tiempo y el espacio, en la pintura y en el mundo contemporáneo.
En la intervención de Leyla Tschopp el espacio es estudiado detenidamente con el propósito de cuestionarlo, distorsionar sus coordenadas, violar sus límites e involucrar la experiencia física del espectador en el espacio.
La compleja relación que se establece entre la pintura y la arquitectura del espacio propone al espectador una imagen que no se presenta perfectamente abierta y ordenada sino que debe reconstruirse de acuerdo al punto de vista desde el que se la observe.