El templo construido en el siglo 1700 se ubica cerca del río Xanaes, allí el prócer de la independencia traspasó el mando del Ejército del Norte.
A 40 kilómetros de la ciudad de Córdoba, la Capilla de la Virgen del Pilar es testigo del paso de los siglos. En plena lucha por la independencia del dominio español, Manuel Belgrano acampó allí con su ejército. El prócer, ya con su salud deteriorada, delegó el mando militar y se despidió de la tropa.
A partir de documentos antiguos, el equipo de profesionales del Archivo Histórico de la Provincia, reconstruyó parte de la historia del templo levantado en el siglo XVIII, en cercanías del río Xanaes, en la localidad homónima de Pilar, departamento Río Segundo.
La saga se remonta a 1697, cuando José de Sobradiel y Galligo compró la tierra donde tiempo después se construyó la capilla, de acuerdo a lo que Parra Garzón, directora del AHPC, pudo constatar en documentos de la época (1), que se conservan allí.
Mujeres de fe
Más adelante, Sobradiel y Galligo se fue a Perú con la intención de vender mulas y la explotación de la estancia quedó a cargo de su esposa, María Vélez y Herrera (2). Fue la mujer quién hizo construir el templo.
“En su testamento de 1711 (la esposa) declaró que había levantado un oratorio dedicado a la Virgen del Pilar, una advocación de tradición muy española”, indica Parra Garzón.
En un testamento de 1745, la hija soltera del matrimonio, Gregoria de Sobradiel, encargó a sus albaceas la construcción y edificación de una capilla, que ya se había comenzado a levantar “con cimientos de cal y canto”. Doña Gregoria, además, “había dejado para la obra de la capilla 150 vacas que debían venderse en la ciudad de Salta, y con el dinero obtenido traer tirantes de nogal necesarios para la edificación” (3).
Por falta de pago de la renta que gravaba el inmueble, las tierras quedaron en poder del monasterio de Santa Teresa de Jesús.
“En 1808, cuando el monasterio de Santa Teresa dio una razón de las propiedades que tenía, se menciona a la estancia del Pilar, situada a nueve leguas de la ciudad de Córdoba, en el camino real a Buenos Aires y en la banda sur del río Segundo”, precisa Parra Garzón.
Cambio de época
La pesquisa documental conduce a 1828, cuando Antonio de la Quintana compró la estancia. Un escritura pública de la época hace referencia a la adquisición “de unas tierras en el lugar llamado el Pilar”, que se extendían desde “el camino de la Posta de Buenos Aires” (4).
Tres décadas después, “el presbítero Juan Isidro Fernández -no se ha podido dilucidar cuando adquirió la estancia- vendió la propiedad a Tomás Porto. En esta venta se hace mención a la iglesia del Pilar, incluida dentro del predio” (5), apunta la directora del AHPC.
“Es probable –continúa- que Porto fuera un especulador en tierras o quizás un intermediario, porque en 1859 vendió la estancia a don Francisco Ignacio de Cabrera, quien fue dueño de la propiedad hasta su muerte”.
Una pausa en medio de la batalla
Entre tanto, la capilla fue testigo del paso de grandes hombres. Parra Garzón apunta que Manuel Belgrano, en plena lucha por la independencia del dominio español, acampó con su ejército en territorio cordobés. “De Fraile Muerto llega al ‘Quartel General en el Pilar’, como consta en el primer documento datado en esta geografía”, señala.
Belgrano, con su salud muy debilitada, traspasó el mando del Ejército del Norte a su segundo, Francisco Fernández de la Cruz y reconoció al cordobés Juan Bautista Bustos como uno de los jefes del estado mayor. El prócer envió una carta, con fecha del 10 de septiembre de 1819, comunicando su decisión al gobernador provisional de Córdoba, José Javier Díaz.
«Debiendo salir para Tucumán con el objeto de recuperar mi salud, he nombrado general en jefe, al señor jefe del Estado Mayor, coronel mayor don Francisco Fernández de la Cruz, y jefe de Estado Mayor, al señor coronel mayor, coronel del 2,don Juan Bautista Bustos» (7), dice la misiva escrita por Belgrano, que se conserva en el AHPC. El prócer nunca se terminó de recuperar y murió al año siguiente.
“En ese traspaso de mando, con el reconocimiento de los servicios del cordobés Bustos, comienzan a escribirse las primeras páginas del que se convertirá al año siguiente en el primer gobernador constitucional de la Córdoba poscolonial y soberana”, concluye.
Referencias documentales
(1) AHPC, Protocolos Notariales, Registro 1, años 1711-12, folio 139 r.
(2) AHPC, Protocolos Notariales, Registro 1, años 1711-12, folio 139 r.
(3) AHPC, Protocolos Notariales, Registro 1, año 1748, folios 26 r. – 26 v.
(4) AHPC, Escribanía 4, año 1808, leg. 33, expte. 5
(5) AHPC, Protocolos Notariales, Registro 1, años 1827-1838, folio 134 r.
(6) AHPC, Protocolos Notariales, Registro 2, años 1858-59, folio 268 v.
(7) AHPC, Gobierno, Tomo 275, 1810-1819, legajo 2, folio 242 recto
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