Con el rigor y con la paciencia que caracterizaron sus estudios acerca de la historia local, rescató cientos de expresiones del pasado cordobés en el “Diccionario documentado”.
Pedro Grenón fue un sacerdote jesuita nacido en colonia Esperanza –Santa Fe–, que abrazó a Córdoba como uno de los principales motivos de sus estudios históricos. Y vaya que sí contribuyó al conocimiento del pasado cordobés.
“Alternó el ministerio apostólico entre los pobres y leprosos del Chañar con la investigación histórica”, repasa el Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Nació el 26 de julio de 1878 y murió el 3 de abril de 1974.
El índice de su vasta obra historiográfica puede encontrarse en la Bibliografía del P. Grenón S.J., de Alejandro Moyano Aliaga (1964).
El inventario de sus obras incluye unos Documentos históricos, dentro de los cuales hay tres volúmenes de consulta acerca de los antiguos usos de la lengua castellana en Córdoba.
Dichos volúmenes fueron publicados con el título Diccionario documentado. De nuestra terminología. Los ejemplares contienen expresiones del habla de los cordobeses recogidas en documentos del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, particularmente los conservados en archivo de Tribunales, sección Crimen de la Capital, comprendidos entre 1573, año de la fundación de Córdoba, y 1800.
A propósito de la elección de las fuentes, el historiador aclara: “Como en torno de un suceso desfilan, como interesados o afectados o concomitantes, toda clase de gente, magistrados, reos, hombres, mujeres, negros, mulatos, distinguidos, hablando con espontaneidad expresan, improvisan, explotan, urgen, insisten en su originalidad, el lenguaje propio, real y sin formulismos de la época, de su vida íntima y con detalles”.
Usos del idioma
La recopilación tiene un carácter americanista, ya que los tres volúmenes compilan palabras cuyo uso fue común en Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay, Colombia.
El trabajo de pesquisa resulta una contribución sustancial a la filología, el estudio de una cultura según cómo se manifiesta en su lengua.
“Con mi aporte se madura la convicción de que nuestro lenguaje ha sido la cristalización de un castellano acomodado y aclimatado a nuestro ambiente regional”, afirma Grenón en las preliminares de su Diccionario documentado.
Un rasgo de los volúmenes es que la pesquisa de Grenón no acusa el uso de términos de origen nativo, anteriores de la imposición de la lengua castellana, en el uso oficial.
Cada voz está seguida por la fecha de su locución. A continuación, un repaso por algunas de ellas que, a la distancia, parecen rumores extraños del pasado que retornan rumbo al Congreso Internacional de la Lengua Española:
- Ancho, 1779.- “Les pegaré con el ancho de la espada”.
- Pillado, 1814.- “Ha sido pillado en falsedad por haberse querido casar, siendo casado”.
- Pascana, 1748.- “Donde se había hecho la pascana; así llaman las paradas del camino” (Viajes de Ulloa); 1770.- “Hacer pascanas en lugares prohibidos y ocultos”.
- Clarín, 1798.- “Dice que no le consta, pero el vecindario era clarín de que (Barrionuevo) era altivo y también ladrón de animales del campo”.
- Dorar, 1796.- “Más pícaro será él, pues pudiendo remediar algún escándalo…, sin dorarlo al público, ha procedido con notificaciones judiciales”.
- Emboscado, 1760.- “Estuvo emboscado aguardando que saliese”.
- Horrendosa, 1786.- “Horrendosas bofetadas”.
- Exagerativas, 1799.- “Las voces más exagerativas”.
- Acuadrillar, 1799.- “Forajidos que se acuadrillan en los montes”.
- Competencia, 1797.- “Varias competencias ruidosas con su mujer”.
- Chacotear, 1807.- “Haciéndose borracho, en todas las cuales casas pretendía chacotear con su familia”.
- Descascarados, 1808.- “Se advierten descascarados parte de los revoques de la parte de adentro”.