Muestras en el Museo de las Mujeres

El espacio cultural de la peatonal –Rivera Indarte 55, Córdoba Capital– presenta esta propuesta expositiva que incluye fotografías y vídeo instalación.

El cerebro de mi padre

Claudia Santanera se apodera de tres salas del museo para desplegar su propuesta multimedia que combina la imagen, la palabra y el sonido. La instalación está pensada como instancias no lineales de una historia que se arma y se desarma siguiendo un orden aleatorio e incierto. Es la búsqueda y la pérdida de una historia entre archivos y recuerdos en un proceso de auto borrado.

El cerebro se compone a partir de un sistema de imágenes proyectadas sobre diferentes superficies que se modifican, complementan o distancian entre ellas mismas con resultados variables. Proyecciones superpuestas, fragmentos de películas en 8 mm, collage de imágenes, frases y poemas que se interfieren entre los diferentes planos de proyección, se encienden y se apagan, se iluminan y se detienen.

“La desintegración de la memoria se traslada al documento. La película original se recupera y se pierde en mil versiones y partecitas. Muchos tiempos, espacios y acciones simultáneas se aglutinan y desgranan en pequeños elementos. Una historia que se expande hacia sus componentes mínimos” expresa la artista.

Casa matríz

Eva Fisher expone su serie fotográfica Maison Mère (casa matríz). La exhibición está compuesta por 24 fotografías que forman un cuerpo de obra divididos en 9 secciones –polípticos-.

Fisher trabaja en ventas de fin de semana y remates. En ellos descubrió historias familiares que le permitieron hacer el duelo que las extrañas circunstancias de la muerte de su madre no le permitieron.

Por dos años Eva se acopló al duelo de los otros para hacer el suyo.

Al principio tomó fotos de los espacios casi monacales donde habían vivido los hoy ausentes. De a poco empezó a integrar un cuerpo buscando reinterpretar a la persona que allí habitaba, vistiéndose con sus ropas, interactuando con sus espacios. La cámara fija. La vida en movimiento.

Convergencia casi seguramente

Paula Páez se expresa a través de una instalación, cuyo origen se fundamente en una investigación formal y material, que, utilizando -de manera aparentemente arbitraria- el lenguaje y los procedimientos matemáticos, construye espacios de reflexión posibles respecto a los límites: económicos, políticos, territoriales, temporales, espaciales, físicos y personales.

Las piezas que conforman la instalación se configuran como registros objetuales de acciones improbables y construyen por aproximación un relato autobiográfico. La Cordillera de los Andes aparece como imagen y tema recurrente en cada una de ellas, más o menos explícitamente: en un cúmulo de piedras, en una canción que fue elegida 1000 millones de veces o en 16 segundos seccionados en 540 fotogramas, entre otras.

Las muestras se pueden visitar hasta el 8 de noviembre. De martes a viernes de 10 a 20 y los días sábados en el horario de 10 a 16. Entrada libre y gratuita.

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