En un nuevo aniversario del Teatro del Libertador General San Martín, inaugurado el 26 de abril de 1891, rescatamos el registro histórico que revela el trabajo hacia la iluminación de este innovador espacio a finales del siglo XIX. Una historia de licitaciones, innovaciones y debates que marcó el ingreso de Córdoba a la modernidad tecnológica.
En sintonía con una era de grandes transformaciones tecnológicas, a fines de 1800 la provincia de Córdoba encaraba un ambicioso proyecto: dotar a su flamante teatro —hoy Teatro del Libertador San Martín— con un sistema de iluminación eléctrica que estuviera a la altura de las grandes capitales europeas. Los documentos del Archivo Histórico Provincial de Córdoba revelan una historia fascinante de negociaciones, propuestas frustradas, estudios técnicos detallados y un debate que fue más allá de lo económico: se trataba de elegir cómo y con quién Córdoba se iba a subir al tren de la modernidad.
En estos tiempos, la electricidad comenzaba a imponerse en el mundo como una novedad revolucionaria. Fue en este contexto que se proyectó la construcción del Teatro (por entonces, Teatro Nuevo, luego Rivera Indarte) impulsada directamente por el Estado provincial. Francesco Tamburini fue convocado en 1886 para participar en diversos proyectos en Córdoba, y asumió el liderazgo de esta iniciativa como arquitecto diseñador, aportando la sólida formación académica y técnica adquirida en Italia. Lo acompañó el ingeniero José Franceschi, responsable de la ejecución técnica de la obra, que comenzó entre mayo y junio de 1887. Una vez iniciada la construcción, el siguiente paso fue la contratación del equipamiento: maquinaria escénica, mobiliario, telonería, sistema de iluminación y la decoración integral del edificio.
Así, este espacio cultural incorporó avances notables en ventilación, climatización, iluminación y artefactos, aprovechando las posibilidades que ofrecían la electricidad y las estructuras metálicas. La instalación de sistemas de iluminación híbridos, aptos para gas o electricidad, facilitó la transición tecnológica. En 1890, Franceschi detallaba un listado minucioso de luminarias que se habían instalado en el Teatro: desde bombas reflectoras hasta una araña de dieciocho luces en el salón principal.

Diseño y avances en la iluminación
En marzo de 1890, el ingeniero José Franceschi presentó un listado técnico que revelaba la planificación integral de iluminación: artefactos de bronce dorado, torchères (luces de antorcha) de fundición francesa, bombas reflectoras en la claraboya sobre la platea y luminarias estratégicamente dispuestas para resaltar la arquitectura, el mobiliario y la escena. Las torchères, fabricadas en Francia por la casa Val d’Osne, aún se conservan como testimonio del carácter ornamental buscado desde el inicio. La colocación de estas piezas y el plan general de iluminación se concretaron.
Posteriormente, el 6 de marzo, el proveedor Flandin envía una nota dirigida al Sr. Ministro de Gobierno en la que manifiesta la necesidad de que se le habilite en el Teatro el local destinado a la instalación de las máquinas que se utilizarían para el suministro de luz eléctrica. Con ello, todo lo que refería a la iluminación, estaba finalizado. Gracias a esta articulación entre tecnologías de vanguardia y arte, el Teatro San Martín se integró tempranamente a la modernidad eléctrica sin renunciar a la monumentalidad clásica. La luz, natural o artificial, fue parte del alma del edificio desde sus cimientos. Finalmente, el Teatro abrió sus puertas al público el 26 de abril de 1891, inaugurando una nueva era para el arte y la técnica en Córdoba.


Sobre el Archivo y la información
Toda la información compartida en este espacio proviene de los fondos documentales custodiados por el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, en particular de las series pertenecientes al Ministerio de Gobierno y Hacienda de la Provincia. Estos documentos permiten acceder a valiosos detalles sobre grandes construcciones, monumentos históricos, obras de infraestructura y los procesos que atravesó el territorio para su concreción.
En el caso del Teatro San Martín, se consultaron ocho tomos de documentos, en su mayoría del Ministerio de Gobierno, Fondo Poder Ejecutivo, correspondientes al período 1889-1895, además de bibliografía disponible en la Biblioteca del AHPC que aborda esta temática.