Los paisajes de Fernando Fader

El 28 de febrero se cumplieron 82 años del fallecimiento del pintor que adoptó a Córdoba como su lugar en el mundo.

Parte de su legado se exhibe en el Museo Evita Palacio Ferreyra, en tanto que el Museo Caraffa atesora, en la Colección Provincial, algunos de sus cuadros. Su casa del norte cordobés es hoy un museo provincial abierto al público.

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“Desnudo (Estudio de blancos)”, óleo sobre tela – 1921; “Autorretrato”, óleo sobre tela – 1914 y “Mi hermano Federico”, óleo sobre tela – 1904. Todos son parte de la Colección Provincial de Arte.

Fernando Fader nació en la ciudad francesa de Burdeos, pero dijo alguna vez que era mendocino y en su partida de nacimiento figura como nacido en Buenos Aires.

En realidad, se sentía profundamente argentino, quizás porque, como dijo alguna vez el poeta checo Rainer María Rilke “La verdadera patria del hombre es la infancia”. O en palabras de Aristófanes, el dramaturgo griego, “allí donde se está bien, es la patria”.

Fernando Fader amó tanto a Mendoza, donde realizó sus primeras exposiciones y creó su propia academia de pintura, como a Córdoba, donde vivió desde 1916 hasta el 28 de febrero de 1935, fecha de su fallecimiento. Habitó primero en Ischilín y luego en Loza Corral, donde construyó su casa –hoy museo- Huerta Encantada, como le gustaba nombrarla. En esa etapa plasmó en su pintura los colores y la belleza del paisaje del norte cordobés, que lo emocionaron profundamente desde su llegada.

El legado de Fader en la pintura Argentina

1 Las colchas - Óleo sobre tela Fernando Fader (1919) 01
“Las colchas”, óleo sobre tela pintado en 1919 por Fernando Fader; actualmente en exhibición en el Museo Evita – Palacio Ferreyra como parte de la muestra permanente de la Colección Provincial.

En el año 1915, cuando Fader tenía 33 años, le diagnosticaron tuberculosis  y  por consejo de su médico se trasladó a las sierras cordobesas, en busca de mejores aires.

Así llegó con su esposa e hijos varones a Deán Funes y luego a otro sitio cercano, hasta recalar en Loza Corral. El aire limpio y la luminosidad del norte cordobés que lo albergaron por 20 años, se convirtieron en los protagonistas de sus obras.

Su respeto, convivencia y simbiosis con estos parajes marcaría por completo sus trazos, como él mismo declaró: “Los pintores de la ciudad creen que pintar un paisaje es venir a estos lugares, plantar un caballete y ponerse a pintar. La naturaleza no se entrega de inmediato. Y el paisaje no sólo se ve, sino que también se conoce. Antes de pintar esta tierra; la he arado y  más de una vez he interrumpido mi labor de pintor para tomar el arado y removerla”.

Los paisajes y trazos de este gran artista dejaron una huella indeleble en la tradición de la pintura argentina en general, y de la cordobesa en particular. En palabras de Jorge Torres, Director del Museo Provincial Emilio Caraffa: “De alguna manera Fernando Fader pertenece a un grupo de artistas que adopta y trae a nuestra tierra aquellas ideas que fueron bisagra en el arte a fines del siglo 19el impresionismo, corriente que aún hoy en pleno siglo 21 tiene esa capacidad y potencial de emocionarnos”. Sus obras no sólo conmueven al reflejar los latidos de los paisajes cordobeses, sino que en cada una de sus pinceladas se denota su maestría técnica.

“El gran aporte de Fader a la pintura, fue que, a pesar de contar con una técnica y escuela que nace en Europa, pudo reflejar con majestuosidad los paisajes y bellezas de nuestras serranías y sus habitantes”, concluye Jorge Torres.

La huerta que lo encantó

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“Huerta encantada” la casa que Fernando Fader construyó en Loza Corral, ubicada a ocho kilómetros de Ischilín.

La localidad de Loza Corral testigo mudo de sus pinceladas, fue la que enamoró al pintor hasta su último aliento. Hoy, su casona de los mil ladrillos, es un museo provincial dependiente de la Agencia Córdoba Cultura, que alberga muebles, fotografías, documentos, paletas, pinceles, libros y otros objetos del artista.

La Casa Museo Fernando Fader se ubica en un hermoso predio de dos hectáreas rodeado de variada vegetación.

La casona, su querida Huerta encantada, está ubicada al pie de un cerro y fue diseñada y construida por el mismo pintor.  Sin un estilo arquitectónico definido, fue edificada con anchos muros ladrillo a la vista y fundación de piedras y estructura también a la vista, solados de madera y techo compuesto por tirantes de madera y cubierta de chapa acanalada. Posee grandes ventanales que permiten contemplar el paisaje circundante y el máximo aprovechamiento de luz natural.

Información útil

–          Teléfono: (+54) 03521 – 427171

–          Entrada: General $10. Menores, jubilados y estudiantes sin cargo. Miércoles entrada libre y gratuita.

–          ¿Cómo llegar? Desde Córdoba, por Ruta 60, al norte, hasta la localidad de Avellaneda. Desde allí, el recorrido es de 30 km por camino de tierra. Se puede acceder en auto particular o en remise desde la localidad de Deán Funes.

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