Detrás del telón del Teatro del Libertador

El Ballet Oficial de la Provincia y la Orquesta Sinfónica de Córdoba realizaron un total de seis presentaciones del Ballet Giselle.  Les invitamos a un recorrido audiovisual por el backstage de la puesta. 

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Una vista del escenario del Libertador y sobre él, el Ballet Oficial en pleno ensayo. Debajo, el foso que aloja a la Orquesta Sinfónica de Córdoba.

Los días 31 de octubre; 2, 3 y 4 de noviembre; y 13 y 14 de diciembre, en el Teatro del Libertador General San Martín y con todas las funciones agotadas, el Ballet Oficial de la Provinciay la Orquesta Sinfónica de Córdoba  interpretaron esta pieza de Coralli – Perrot.

En las presentaciones de óperas o ballets que se llevan adelante en el teatro diseñado por Tamburini, todas las áreas técnicas se conjugan y se suman a labor artística que desarrollan los elencos oficiales.  Detrás del centenario telón que separa al público de lo que sucede tras las bambalinas del Libertador, lo primero que podemos señalar es que el céntrico coliseo es como una usina que nunca descansa: bullicioso y en permanente movimiento, allí artistas y técnicos entrelazan sus labores con un único objetivo: perpetuar sobre el escenario la emoción del teatro.

A continuación, les compartimos una serie de cinco vídeos realizados por Cultura.Cba y que plasman parte del backstage de lo que implicó la puesta escénica del clásico Giselle.

Los técnicos y técnicas del Teatro

El grupo de 45 hombres y mujeres que conforman la planta técnica del Teatro del Libertador trabajan siempre a contrarreloj en cada uno de los aspectos referidos a las presentaciones que tienen lugar en el céntrico coliseo. Escenógrafos, iluminadores, sonidistas, maquinistas, armadores, utileros, vestuaristas, entre otros oficios teatrales, se combinaron de manera precisa antes, durante y después de lo que implicaron los seis días de ballet.

Utilería

Andrés Turovetzky y Érica Scariot son parte del equipo de utilería del Libertador, coordinado por Jorge Scariot. Ellos tres son los encargados de crear y darle vida a los elementos que se ven sobre el escenario y que son fundamentales en las puestas de ballet y ópera.

Vestuario femenino

Jimena Rivas, Leonardo Lozada, Yanina Montivero, Carolina Figueroa y Mariela Cabrera integran el equipo de vestuario femenino y están a cargo de la puesta a punto de los trajes que las bailarinas lucieron en este ballet y en todas las puestas que desarrollan los elencos artísticos que tienen asiento en el teatro fundado en 1891.

Bailarines 

Julieta Morchio y Brenda Vera en la piel de Giselle; Daniel Altamirano y Noel Rohner como el Príncipe Albrecht, pertenecen al staff del Ballet Oficial y fueron las parejas de solistas que, respectivamente, le dieron vida a los roles principales de la historia. En el escenario, estuvieron acompañados por el resto de la compañía oficial de baile que interpretó magistralmente cada uno de los exigentes papeles que completan la pieza de Coralli – Perrot.

Los directores de los elencos artísticos

Marcelo Mangini y Guillermo Becerra dirigen a los bailarines y a los músicos, respectivamente que se conjugaron en escena para darle vida a Giselle. Marcelo es el Director del Ballet Oficial y Becerra tiene bajo su batuta a la Orquesta Sinfónica de Córdoba, y en esta oportunidad fue responsable además, de la puesta en general de estos seis días de ballet.

El ballet que le dio sentido al amor

Giselle (Brenda Vera), el Príncipe Albrecht (Noel Rohner) y las willis en una escena del segundo acto.

En su versión cordobesa, la adaptación y la reposición coreográfica fue de Marcelo Mangini, director artístico del Ballet Oficial de la Provincia, y Alexander Ananiev, maestro preparador de la compañía. La dirección general estuvo a cargo del Maestro Guillermo Becerra, director titular de la orquesta.

Los papeles principales de los enamorados Giselle y Albrecht fueron interpretados por Brenda Vera y Noel RohnerJulieta Morchio y Daniel Altamirano, respectivamente.

Por distintas razones estéticas y técnicas, esta es una obra cardinal en la danza. “Giselle” es una de las piezas maestras de los ballets románticos, con ella el mundo de la danza consagró el baile de punta, la utilización del “tutú romántico” de varias capas para provocar sensación de ingravidez y el acento en la capacidad actoral del cuerpo de baile.

Julieta Morchio en la piel de Giselle, en un ensayo general del primer acto.

La coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot puso el acento en la teatralización y en la figura primordial de la bailarina. La música fue compuesta por el francés Adolphe Adam, y se destaca por el leitmotiv, es decir, el uso de un tema musical dominante y recurrente.

Por otra parte, el libreto es de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, basado en la obra “De l’Allemagne” (De Alemania) de Heinrich Heine, el gran escritor alemán que se destacó en la poesía y en el ensayo, y llamado “el último poeta del Romanticismo”. Este clásico narra la historia inspirada en la leyenda de las “willis”,  aquellos espíritus de las jóvenes que murieron antes de contraer matrimonio y se convierten en seres fantasmales, que tienen el poder de someter a los hombres que se internan por la noche en las profundidades del bosque a bailar hasta la muerte.

Las willis y la desolación del cementerio, dos características del segundo acto.

La enamoradiza Giselle enloquece y muere al enterarse que el príncipe Albrecht se hace pasar por plebeyo para conquistar su corazón. Pero la traición y la locura, le dan paso a la redención y al amor, ya que a diferencia de las “willis”,  la campesina decide rescatar a su amado de la noche y del cementerio, dándole el aliento necesario para aguantar el baile hasta la llegada del alba y así salvar su vida.

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