Malas palabras

En la mañana del 29 de abril de 1976, un grupo de periodistas fue invitado por la autoridad militar de facto a registrar un episodio patético.

Ese día se procedió a la quema de una gran cantidad de libros, que habían sido secuestrados en distintos procedimientos realizados en la ciudad de Córdoba. El hecho tuvo lugar en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 del Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, donde se llevó a cabo “la exhibición y posterior quema de bibliografía que había sido robada de librerías, bibliotecas y colecciones particulares”.
Censura quema de libros

Cuando las llamas se extinguían como fieras que han saciado un hambre voraz, la autoridad militar repartió entre los acreditados un escrito en el que comunicaba los motivos de aquel acto de barbarie.

“A fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas, se toma esta resolución Archivo diariopara que con este material se evite continuar engañando a nuestra juventud”, dice un fragmento del escrito, según da cuenta el diario La Voz del Interior en su edición del 30 de abril de 1976.

Aquel episodio registra, al menos, un antecedente de quema de material bibliográfico a cielo abierto. El 7 de abril de 1848, la autoridad eclesiástica con asiento en la Aduana de Córdoba dispone la quema de una cantidad de libros censurados. Indica que los ejemplares prohibidos sean entregados al Sargento Mayor de Plaza, y quemados frente al cabildo de la ciudad, “por mano del verdugo”, ante el jefe de policía y el alguacil mayor como testigos.

También bibliotecas

En el estudio Zeballos recoge casos de censura sufridos en la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, en la Biblioteca de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, en la Biblioteca Córdoba y en la Biblioteca Popular Luis José de Tejeda y Guzmán, en Arguello.

libros prohibidos3Una vez que la bibliografía era calificada como prohibida, los libros eran retirados de circulación. Algunos quedaron arrumbados en depósitos y sobrevivieron al tiempo del desprecio, otros acabaron bajo tierra o quemados.

En el caso de la Escuela Manuel Belgrano, el autor Federico Zeballos relata que el 2 de abril de 1976 “el recientemente nombrado delegado militar interventor en la Escuela, Teniente Primero Manuel Carmelo Barceló ordenó la requisa y dispuso la posterior quema en el patio del colegio de 19 títulos de la colección de la biblioteca”.

Mediante Resolución Decanal, el 13 de septiembre de 1976 unos 300 títulos de la colección de la Facultad de Filosofía y Humanidades “fueron sacados de las estanterías, lugar que durante muchos años habían ocupado. La bibliografía censurada no fue llevada a Rectorado -Calle Obispo Trejo- sino que permaneció en el depósito de la biblioteca, en el Pabellón Residencial, donde la misma estaba emplazada por aquel entonces”, cuenta Zeballos.

***